Franco llegó el viernes a la mañana, (si me estuvieran viendo mientras escribo estarían viendo una sonrisa de oreja a oreja dibujada en mi cara).
A la tarde apareció con la idea de pasar el fin de semana en la quinta de su familia, los dos solos.
Relax, relax, relax, mimos, mimos, mimos, dulzura, dulzura, dulzura.
Extrañar esta bueno, por momentos pareciera que no vas a aguantar, pero definitivamente cuando las miradas vuelven a cruzarse, no hay nada más importante.
Ahora lo convencí de que fuera a comprar helado y de paso sacó a Enko… ya deben estar por volver. A la cama, peli con helado y a dormir.