skip to main |
skip to sidebar
El viernes Franco se había
ido a Córdoba a ver a los Pumas, y yo el sábado a la noche me quedé a dormir en
lo de papá. Fran llegó el domingo cerca de las tres de la tarde, ya que venía
directo de Córdoba y cerca de las cinco nos fuimos para su casa. Los dos estábamos raros, distantes, venimos con una discusión atrás de la otra y
en los últimos días ya ni eso. Digamos que entramos en un estado de anestesia.
Volvimos cerca de las ocho, sin hablar en todo el viaje y después de estar en
casa un rato también sin decir una palabra empezamos a hablar de cómo están las
cosas, de cómo los celos constantes desde que llegó están jugando un papel
demasiado complicado y que estamos cansados de que así sea.
Después de una semana entera lo convencí para que se quedara a dormir.
- No la hiciste nada fácil estos días eh –me quejé mientras nos mimábamos en el
sillón-
- Para mí tampoco fue fácil –me dijo mientras besaba su cuello- Te extrañé
demasiado.
- Yo más...
No sé ni siquiera como
empezar a escribir, así que respiro hondo y arranco como me salga.
El fin de semana Franco se fui a San Juan a ver a Los Pumas, fue y vino en
auto, y llegó agotado el domingo a la noche.
El lunes, día de locos para mí, tenía que salir bien temprano de casa y ya
amanecimos con un chiste, un retruco y para la tercera ya apareció el enojo. Él
se bañaba, yo preparaba el desayuno. Timbre. Miranda. Qué hacía en casa y a esa
hora?, le abrí y le serví un café.
Ella inspeccionando todo, como siempre, desayunamos los tres juntos y yo la
miraba sabiendo que algo quería decir, conozco esa mirada y ni bien encontró el
momento preguntó “Están conviviendo?”.
Como ya dije, día larguísimo, llegué a casa cerca de la una de la madrugada
tratando de comunicarme con Fran como había hecho durante todo el día. Llego y
veo la llave de casa que usa Franco arriba de la mesa, y obviamente entendí el
porqué de la incomunicación de todo el día. Así como estaba agarré la llave y
salí para su casa. Cuarenta minutos esperé en el auto con Enko durmiendo en el
asiento del acompañante.
- Me hubieras mandado msj si estabas acá… -me dijo mientras entrabamos al
departamento-
- Para que me contestaras como al resto de los msj que te mande durante todo el
día? –no me contesto nada- Y esto se te calló en la mesa o te las olvidaste? –le
dije mostrándole el llavero-
- No vivimos juntos así que es lo mismo
- Así que todo el problema de hoy viene por lo que le conteste a Miranda hoy a
la mañana.
- Bien dijiste, el problema de HOY…
Y sí, desde que llegó del último viaje parece que no podemos hacer dos cosas
sin discutir por una. Sus celos están saliendo con fritas.
- El problema no es el qué sino la forma, se te transformó la cara cuando tu
mamá te preguntó… estabas pálida como papel, te pusiste nerviosa como si
hubieran descubierto que tenías un muerto debajo de la alfombra –mmm, digamos
que un poco de razón tiene, Mirando me pone por demás nerviosa, así que sumado
al tema de la convivencia era como una combinación explosiva- Prácticamente
estamos todo el tiempo en tu casa…
- Desde que volviste de viaje no, estás más ocupado en enojarte –me miró con
mala cara, obvio, y empezó a caminar por todos lados- Qué? Exagero?
- Tengo el mismo derecho que vos para estar celoso…
- No tenes motivos..
- Y vos si? –dijo más enojado-
Discusión. Tres de la madrugada, que me decía que me llevaba a casa, que me
negué, me fui sola.
“Hace una hora te fuiste y no me contestas los mensajes, por lo menos decime si
llegaste” –mensaje de él-
“Llegué” -respuesta-
Domingo en el tigre, la
familia la pasaba allá así que me sumé. Perdí la señal prácticamente durante
todo el día y me di cuenta que la recuperé cuando de golpe empezaron a caer
todos los mensajes y llamadas perdidas. Tenía como cinco llamadas perdidas de
Fran que ya había llegado a Buenos Aires.
- Amor! –lo abrasé bien fuerte mientras le daba muchos besos- Me sorprendió que
hallas llegado antes –le dí otro beso y fui hasta la cocina a dejar lo que
había traído para la cena porque sabía que él no tenía nada- Pudiste arreglar
algo?
- Poco y nada… Que trajiste ahí?
- Para hacer la cena, pollo con ensalada –me acerqué, lo abrace y acariciaba su
espalda- Si queres acóstate un rato mientras preparo todo y después te
despierto…
- Dormí todo el día, no tengo sueño, igual, son las nueve de la noche… y pensas
cocinar? Vamos a comer tardísimo… -y desde cuando eso resulta un problema no lo
sé, pero era obvio que no estaba de humor-
- Te extrañé –se agachó y alzó a Enko-
- Vos manotas seguro me extrañaste más –dijo mientras se iba al sillón con el
perro y yo me quedaba pagando como la mejor-
Respiré hondo, esquive el humor que tenía, suponía que por el viaje, y me puse
a cocinar. Puse el pollo en el horno y preparé la ensalada, aparece él en la
cocina.
- Ya esta eso?
- No amor, falta un rato. Vamos al living que te hago unos masajes, queres?
- Al final hubiéramos pedido una pizza y era más rápido –el tono, el tono era
todo-
- Pidamos una pizza entonces, a mi me da lo mismo –yo una lady-
- Ahora ya está –da media vuelta para volver al living y me sonreí porque era
obvio que se iba a volver porque quería decir algo más- Lo que pasa es que
tendrías que haber empezado antes con esto…
- Salí para acá ni bien hablamos Fran y pase por casa a buscar esto
- Claro, estabas muy ocupada
- No sé porque me da la leve impresión que estás enojado por algo que yo
todavía no me di cuenta…
- Me molesta tu actitud…
- Mi actitud? –qué???- No te entiendo…
- Cuanto hace que no pasamos un fin de semana juntos? Yo me vuelvo antes y vos
en la loma del culo. Se nota lo mucho que me extrañas –me quedé callada y me
apoyé en la mesada, al ver que yo no contestaba salió de la cocina -
Preparé la mesa, y serví la comida. Ni Franco ni Enko estaban en el living, así
que los fui a buscar a la habitación. Quince minutos esperé a que se dignara a
venir a sentarse para comer.
- Me sacas las ganas de comer –dije apoyando los cubiertos- Hace una semana que
no nos vemos, hablamos todos los días, te extrañé horrores y lo único que hice
fue pasar un día con mi familia y justo vos llegas de sorpresa. Es el único día
de la semana que tengo libre, y te enojas porque trato de relajarme…
- Si estabas tan cansada te hubieras quedado en tu casa en vez de venir para
acá…
Y después dicen que la del carácter podrido soy yo.