La mañana del viernes fue más tranquila de lo que esperaba… por lo cual me felicite a mi misma.
Me desperté como un relojito a las ocho y me pregunté que hacia despierta a esa hora si no tenia que ir ni a lo de Ana ni a trabajar, pero igualmente decidí levantarme y darme una ducha.
Mientras me bañaba no podía dejar de pensar en él. No nerviosa, pero si con expectativas.
Terminé de cambiarme y fui a comprar algo para acompañar nuestro desayuno (cuando digo nuestro me refiero a Cande y a mi).
Cuando volví Cande ya estaba despierta y preparando café.
Desayunamos y después me fui a encontrarme con mi papá para dejarle los folletos de los lugares que vi hasta ahora para la fiesta.
Antes de ir a casa pasé por la lencería… Necesitaba estar preparada para “cualquier ocasión que se pudiera presentar”, así que me compre un conjunto de encaje negro y otro azul noche (no podía decidir así que me lleve los dos).
Casi a las dos de la tarde volví a casa y después de cerciorarme de que todo estuviera en su lugar me fui a bañar.
Me puse unos jeans, una camisola blanca con rayitas celestes y unas chatitas azules haciendo juego con la cartera. Me seque el pelo, me arregle el flequillo y lo deje suelto.
Faltaban 20 minutos para que el reloj marcara las tres y me senté en el sillón a mirar la tele.
¿Qué más podía hacer?
15:13 suena mi celular…
Jamás toca el timbre y esta no iba a ser la excepción.
Agarré el bolso, mi cartera, me puse mis Ray-Ban y bajé.
Cuando abro la puerta del edificio lo veo que esta apoyado en el capó del auto mordiendo la pata de las gafas que le regalé años atrás y sonriendo… Yo no pude evitar sonreír.
Nos besamos, guardó el bolso en el baúl y nos subimos al auto para comenzar el viaje hacia nuestro fin de semana.
Durante todo el viaje su mano derecha estuvo sobre mi pierna, mi cuello o mi mano.
Nos besamos, nos reímos, hablamos y hubo silencios que no necesitaron llenarse.
Faltando unos 45 minutos para llegar a destino cuando estábamos hablando y Franco quiso llamar a Lucio para sacarse una duda.
Llamaba y llamaba pero no atendía... Seguimos charlando sobre lo mismo y minutos después suena el celular y como estábamos pasando por un peaje me de dice:
“Atende que seguro es Lucio”…
Agarro el celular y veo que dice…
Julia llamando…
Se me borró la sonrisa que tenía minutos atrás.
Me quedé tildada por una milésima de segundo hasta que reaccioné y le pasé el celular sin decir palabra.
Lo agarró, lo miró y después me miró a mi, que me puse a mirar por la ventanilla.
Habló tranquilo.. le dijo que en ese momento no podía hablar y que la llamaba después.
Luego de eso no hablamos por unos minutos, yo no tenía nada que decir y él simplemente no habló.
Al rato empezamos a hablamos de tonterías que ni siquiera me acuerdo, y contando otro rato finalmente llegamos.
Nos bajamos del auto y entramos a la casa. Me agarró de la cintura, me besó y me preguntó si estaba contenta de estar ahí. Le dije que si, tratando de que sonara lo más convincente posible.
Nos organizamos, uno en cada habitación... Cosa que probablemente no hubiera pasado si no hubiera existido ese oportuno llamado (pienso yo).
Fui a la habitación a acomodarme, me lavé la cara y las manos pensando que tenia que levantar mi humor antes de que la cosa se pusiera peor.
Después de todo era algo que yo ya tenía claro y debería tener asumido, así que me até el pelo y fui hacia la cocina.
Tomamos café y nos fijamos que teníamos para cocinar a la noche.
Trate de no pensar en el llamado. Y de hecho nos divertimos bastante hasta la hora de la cena...
A eso de las diez de la noche preparamos todo para comer.
Puso música mientras que yo servia el pollo con las papas y nos sentamos a la mesa.
Estábamos muy tranquilos y agarrados de la mano cuando de repente empezó a sonar mi celular.
No paraba de sonar así que fui a buscarlo y tenía dos llamadas perdidas de Lucio, así que lo llamé.
Mientras llamaba, veo que Franco se levanta de la mesa y se va afuera.
Termino de hablar y lo voy a buscar.
- Ei… vamos adentro? –estaba mirando hacia la pileta, cruzado de brazos con un pucho en la mano-
-
…
- Franco, te estoy hablado…-se dio vuelta de golpe-
Tan importante era el llamado para que fueras a atender? –dijo de manera sarcástica-
-
Y a que viene todo esto? –dije confundida-
- A que vos cortas nuestra cena por un llamado- A ver si entiendo.. vos podes hablar por teléfono y yo no? –dije ya un poco enojada-
- No tiene nada que ver..
- A no tiene nada que ver?- No.
- Porque no te vas a cagar Franco… -me di media vuelta y me fui adentro-
Me puse a juntar la mesa, lavé los platos y limpie la cocina. Cuando terminé me fui a la habitación y vi que la puerta del suyo estaba cerrada… Supuse que estaba ahí.
Estaba furiosa porque no podía creer que habíamos discutido, porque no podemos tener una charla sin terminar mal. Y no hacía ni 24 hs que estábamos juntos.
Me puse mi pijama, me tapé con el acolchado y apoye la cabeza en la almohada.
Dormité de a ratos pero no me podía conciliar el sueño. Daba vueltas de acá para allá así que me levante y fui abajo por un vaso de agua.
Miré un rato por la ventana que da al patio, es de esas que son hasta el piso con vidrios repartidos, y se me acerca Camel, un labrador negro pelo corto que es adorable, para pedirme que lo saque afuera.
En el patio hay una pileta enorme con reposeras alrededor y esta todo muy iluminado.
Camel hizo sus necesidades y después se acostó al costado de la pileta así que me senté al lado de él con las piernas cruzadas en forma de indio.
Después de un rato de estar viendo como Camel dormía escucho ruido que provenía de adentro así que me di vuelta y veo a Franco apoyado en la ventana con un pantalón azul y una remara blanca.
Vino y se sentó a mi lado… no me hablaba, solo estaba ahí.
- No vas a decir nada? –dije sin mirarlo-
- No sé si tengo algo para decir…-
…
- Vos necesitas que hablemos?
- Porqué siempre parece que soy yo la única que necesita hablar las cosas? A vos no te dan ganas de hablar?
- Me parece que estamos mejor sin hablar de determinadas cosas. Cada vez que hablamos terminamos discutiendo, y no quiero.- … -asentí con la cabeza y me puse a acariciarle la cabeza al perro-
- No es lo que vos pensás… sobre Julia –tardo en pronunciar su nombre y yo me di vuelta para mirarlo-
Me di cuenta que desde que me llamó cambiaste, te pusiste más fría.
- Y que queres que haga? Ya sé que todo esto es un juego pero no sé que te pasa a vos con ella, que tenes con ella, y… -no me dejó terminar y me puso su dedo sobre mi boca-
-
No tiene nada, pero nada que ver con nosotros. Vos para mi sos… -tragó saliva y no terminó de decirlo-
- Para vos soy…?No me contestó pero me besó. Beso que se nos estaba yendo de las manos y yo ya estaba acostada en el piso con él arriba mío. No parábamos de besarnos ni podíamos despegar las manos del cuerpo del otro… Hasta que se me cruzó por la cabeza Julia y todo empezó a desvanecerse.
Deje de besarlo, lo alejé de a poco de mí y le dije que era mejor que nos fuéramos a dormir.
Franco se puso de pie y me ayudó a levantarme.
Entramos con Camel atrás nuestro y cuando estaba por empezar a subir las escaleras me tomó de la mano para darme vuelta y me agarró del cuello para mirarme a los ojos.
Fue solo eso, una mirada, pero marcó el momento en que dos cobardes no tuvieron los huevos bien puestos para decirse lo que se tenían que decir.
- Que descanses –me dijo muy despacito, me dio un tierno beso de buenas noches y me dejó subir.
(…)
PS.: Sé que no esta bueno cortar las cosas en la mitad pero lo hago porque sino no termino más y se va a hacer un choclo. Prometo seguir pronto.