jueves, 31 de diciembre de 2009

Sorpresa

Estoy acá sentada en el sillón, tranquila, leyendo, cuando suena el timbre. Me acerco al portero y pregunto quien es. No lo podía creer.
Minutitos después abro la puerta y ni bien me vio se acercó a darme una cálido abrazo.

Era Nacho, el hermano mayor de Franco.
Desde siempre tuvimos una excelente relación, de hecho lo “conocí” primero, y hace
un tiempo se fue de viaje.
Preparé café y empezamos a charlar largo y tendido, un poco de todo y le dije de que no tenía idea de que estaba en Bs. As.
Me dijo que quería volver antes de Fin de Año y más con los problemas de salud que esta teniendo el padre.

Problemas de salud? Desde cuando Horacio tenia problemas de salud?
Mi cara de ignorancia hacia ese tema fue tal que hasta Nacho se dio cuenta de que su hermano no se había dignada siquiera a contarme eso.

Obviamente que no me lo había contado. Hablar no entra en sus cualidades.
Me quedé callada por un ratito, colgada, en quien sabe que cosas…
Seguimos hablando otro rato y después emergió el asunto Franco-Emiliana.

- No hay una vez que deje de mandarse cagadas este pibe… -dijo como un comentario al pasar-
- No se trata de eso Nachín… yo también cometo errores, somos personas y todos lo hacemos. Es que ya está.. que se yo. Las cosas se terminan, tarde o temprano.
- Me estas queriendo decir que esto no es algo pasajero?
- Desde donde yo lo veo, no.

-se quedó callado, supongo que esperando que diga algo más-

Le dije que yo había llegado a mi límite, que estoy cansada, que hay más cosas que nos separan que las que nos hacen permanecer juntos.
Me preguntó que piensa Franco… fue fácil de responder. No lo sé. No dijo demasiado, ni siquiera lo suficiente para que sacara mis propias conclusiones.
O mejor dicho, las saque, remotamente, pero creo que todo se sintetiza en que no tiene los huevos suficientes para enfrentarme y decirme que le pasa, que siete.

(…)

Hace un rato Nacho se fue… y yo me quedé pensando en todo otra vez…
Quiero mantenerme entera en esto porque voy a mantener mi posición. Pase lo que pase.
Me prometí a mi misma que iba a dejar lo que, de una u otra manera, me hace mal y no estoy dispuesta a torcer el brazo.
Sé que me cuesta, sé que por más fuerza que ponga sigo siendo vulnerable en este punto, pero necesito tranquilidad y un poco paz.
Creo que todos se la merecen; y porque yo no.


Les mando un saludo y un abrazo muy fuerte para empezar este 2010.
Espero que para todos aquellos; cada quien con sus historias, parecidas o no tan parecidas; que se hallan propuesto algo puedan cumplirlo y que no se estanque en el camino.
Muchas Felicidades y gracias por estar.

lunes, 28 de diciembre de 2009

Llegó la navidad

A papá le encanta festejar cualquier acontecimiento, y las fiestas no son una excepción a la regla.
Para Navidad siempre se junta todo la familia, incluyendo también la de Nora.. y esta vez, después de tantos años, también Miranda.
Fue raro verla ahí, actuando como si nada hubiera pasado a lo largo de estos años, como si nunca hubiera perdido contacto con nadie. Pero ella es así, aparece y desaparece cuando se le plazca, sin importarle las consecuencias.

Dos y pico de la madrugada me fui de la casa de mi padre porque nos juntábamos en lo de Sol. Charla va, charla viene, Lucio empieza con que quiere ir a Mar del Plata a la casa que tienen allá, que estaría bueno ir unos día… bla bla
Ni por un segundo pensé que iba enserio, pero no sé como terminé yendo a mi casa a dormir un poco, agarre algo de ropa y a las 8 de la mañana estábamos camino a la playa feliz.

Al rato que llegamos Franco me dice que tiene algo para darme… lo busca entre sus cosas y saca mi regalo de navidad: un libro, “El viaje del elefante” de Saramago. Me dijo que lo vio y pensó en mí.
No sabia que hacer… como se supone que tenía que reaccionar? Si se lo devolvía estaba segura que íbamos a empezar una pelea y no quería…. Simplemente le agradecí y todo terminó ahí.

Las cosas pasaron normales, sin demasiado revuelo; hasta el sábado a la noche.
Fuimos a tomar helado y bajamos a la playa. Me senté cerca de la orilla y minutos después Franco vino al lado mío.
Me preguntó si estaba enojada, le dije que no. Me dijo que me extrañaba y no respondí; me preguntó si yo lo extrañaba y tampoco.
Indefectiblemente empezamos a discutir, fuerte, más que otras veces. Se para, se aleja unos pasos. Pensé que se había terminado, pero vuelve y seguimos discutiendo. Me paro yo, estoy por dar unos pasos y me agarra del brazo y me besa. Lo corro, me agarra del brazo más fuerte y me vuelve a besar. Lo corro y le pego un cachetazo. Se va… no sé a donde, eran las 23 hs y no aparecía por ningún lado. Lucio lo llama y le dice donde estamos.
Llega, no le hablo, no lo miro. Estoy enojada, me molesta que se comporte así.
A las dos volvemos a la casa, seguía molesta y me fui a dormir.

Ayer (domingo) me despierto tipo doce del mediodía, me molestaba la luz, dormí un montón, voy a la cocina y me preparo café. Saludo con la mano porque no tenía ganas de tener que saludarlo.
Al rato me fui a bañar, nos preparamos y arrancamos la vuelta a Bs. As.

Veinte minutos de viaje, me descompongo. (vale aclarar que cuando viajo me mareo y me dan nauseas, me baja la presión; ósea me siento bastante mal. Generalmente me tomo una pastilla que me da bastante sueño y muchísima sed, pero me quedé sin)
Adelante iban Lucio (al volante) y Cande, atrás: Franco y yo.
Ni bien vimos una estación de servicio paramos, baje, fui al baño y me moje la cara mientras que Cande fue a comprarme chicles y agua bien fría.
Volvimos al auto y seguimos camino.
En determinado momento, sin emitir sonido, Franco agarra una toalla y la moja para ponerla sobre mi nuca.
La verdad es que me sentía más aliviada con eso frío, se me pasaba un poco el mareo y con eso las nauseas cesaban.
Me dormí.. no se bien porque parte del camino, pero cuando me desperté ya estábamos en Bs. As.

Para contestar un poco los comentarios de la entrada anterior, lo que quiero decir es que para mí, ahora, no alcanza con querer. No sirve decir que querés a alguien pero lo único que haces es confundir y lastimar a la otra persona… no es tanto querer, o si?
Creo que hace un tiempo no se me habría pasado por la cabeza decir una cosa así, pero es lo que siento ahora.
Más allá de todo lo que podemos pasar, y todo lo que podemos sentir, si las cosas no están bien.. hay peleas, celos, y no se para de ocultar cosas sea cual sea el motivo, no se puede mantener ninguna relación porque no es sano para ninguna de las dos partes.
Sino, por cuanto tiempo hay que aguantar y remarla y remarla?.. Por cuanto?
Por más sentimientos, mariposas en la panza, nervios o cualquier frase que se te pueda ocurrir para poner en este párrafo, todos tenemos un límite. Límite que vengo estirando desde hace años y que hoy, se rompió.


P.D.: Gracias Sol por el regalito!

lunes, 21 de diciembre de 2009

Love can't stop your fear

El sábado nos juntábamos en la casa de Sol. Comimos ahí y después los chicos no pararon de insistir con la idea de ir a un boliche.
Yo la verdad no estaba saltando en una pata como para tener ganas de ir, sin nombrar el hecho de que ahí estaba Franco y no lo veía desde la famosa charla.
Opte por irme a casa, pero Cande inmediatamente me saco la idea de la cabeza así que a las dos de la madrugada marchamos para el boliche.

Eran como las 4 am, algunos bailaban, otros estábamos en la mesa… me acerqué a la barra a pedirme un trago.
Ahí estaba yo esperando cuando un me acerca un pibe bastante subidito de copas.
Trato de sacármelo de encima lo más sutilmente posible, me doy vuelta para agarrar el trago y el tipo seguía atrás mío.
Milésimas de segundo después veo que Franco estaba parado al lado del tipo con las dos manos en los bolsillos.
Se imaginan la situación… terminé diciéndole que yo me puedo defender sola…etcs.
Me quedé sentada en la barra y él se sentó dejando un banco vacío entre nosotros.
Me tomé el trago, y me preguntó como estaba… dije que bien…

Dudó un rato antes de hablar..
- No sé como hablarte… -dijo mirando el vaso-
- Como lo estas haciendo ahora creo que esta bastante bien.. –levantó la mirada y me miró directo a los ojos-
- No quería esto…
- Franco… -dije sacudiendo la cabeza- esta bien. No puedo pedirte que cambies tus sentimientos..
- No se trata de eso..
- No puedo exigirte algo que no estas dispuesto a dar; y esta bien, te entiendo y lo respeto.
- Yo te quiero…

- Pero a veces con querer no alcanza –dije y me di vuelta para pedir dos tragos-


Fue una mezcla de sensaciones y sentimientos verlo… pero yo sabía que iba a estar ahí y decidí enfrentarme a eso.
Somos dos personas adultas que comparten un mismo entorno y que seguramente compartimos más cosas de las que quisiera en estos momentos.
La única opción que tengo es seguir adelante tratando de mantener mi cabeza lo más despejada posible.

No siempre querer a alguien, significa dejar de lado nuestros miedos y demás asuntos que nos sabotean.

Además.. se acercan las fiestas, y siempre las pasamos todos juntos..
TODOS=FRANCO / YO EN UNA MISMA HABITACIÓN

martes, 15 de diciembre de 2009

Incomplete

Franco llegó a las diez puntual, le abrí la puerta, me saludó con un beso seco en la mejilla y entró.

Tomé una bocanada de aire y fui hacia el living donde estaba parado.
Nos miramos y sin decir nada fui hacia la cocina a buscar dos tasas de café (agarre de esas que son grandes y altas). Tres de azúcar para mí, una para él.

Fui al living donde lo encuentro sentado, con las dos manos agarrándose la cara y los codos apoyados sobre las rodillas.
En ese momento supe que iba a hacer algo difícil para los dos.

Apoyé su tasa en la mesita y me senté en el sillón que daba enfrente de él con la mía en las manos.

Nos miramos por un rato sin decir nada, él sin tocar la tasa, moviendo la pierna unas mil veces por segundo y yo tomando el café de a poco.

- No podemos seguir así…
-le dije-
- Ya lo sé.
-asentí con la cabeza- Estas distante ..
- Me parece que es lo mejor…
- Lo mejor para quien?
–levanto la vista y me miró fijo a los ojos- Será mejor para vos porque es una forma de evitar temas de los que no queres hablar..
- Para mí no esta bueno estar separado de vos así como lo pintas
–dijo enérgico-
- A veces no parece… Siempre hay algo más importante, algo o “alguien” que para vos esta primero..
- No se trata de que es más importante… vos sos más importante que cualquier cosa.

- Y entonces porqué será que me siento un juguete para vos? Haces todo a tu antojo y cuando volvés estoy siempre acá como una estúpida esperando algo que nunca voy a recibir.
- Hay cosas que no las sé compartir, como vos no compartís algunas de las tuyas… Porqué es tan difícil es que seamos solamente nosotros dos y nadie más, sin preocuparnos por el resto?
- Justamente, vos te encargas de sacarme la idea de “nosotros”, Qué nosotros puede existir si no hay confianza?


Estuvimos un rato callados. Me sentía angustiada y veía que no íbamos ni para atrás ni para adelante.

- Me siento atascada Franco. Siento que hace años que estamos en esto, sea lo que sea, pero no avanzamos en nada. Es más, retrocedimos, ahora no es solo tu incapacidad de compartir lo que te pasa, ni la mía.. sino que ahora también estas con otra mujer.
- Sabia que íbamos a llegar a ese tema.. –dijo sacudiendo la cabeza-
- Y que pensabas? Que eso no influye en nada, que no me dolió ver su nombre en tu celular, el primer fin de semana que íbamos a pasar juntos después de tanto tiempo… Que no pienso si es por ella que te vas a hablar al balcón cuando te suena el celular o si te vas para verla a ella?
- No es ella… son problemas del laburo, familiares y cosas que no tienen nada que ver con nosotros.
- No te creo…
-dije parándome-
- Nunca me fui estando juntos para ir a verla. Nunca. –dijo acercándose-
- …Te pasa algo con ella?
- No entremos en ese jueguito…
- A no claro, hay que jugar cuando y a lo que vos quieras..
- …no significa nada, absoluta y rotundamente nada.


Me fui a sentar al sillón y me quedé ahí hecha bolita, con las rodillas contra el pecho pensando en lo que estaba pasando. Él vino y se sentó al lado mío sin rozarme.

- No puedo amoldarme… no estoy bien así. No entiendo que queres y eso me confunde también a mi. Por momentos siento que estamos bien y de repente se arruina todo. Nos alejamos un tiempo y cuando parece que hay una pared de tu lado apareces otra vez. Como para mi cumpleaños, como cuando estuve enferma hace unos días... y después, solamente frialdad. No hablas, estas distante, estas raro pero no me contas nada, no me dejas ayudarte cuando te pasa algo… no sé Franco.
Vos sabes que yo estoy pero no pareces necesitarme.
–dije con un nudo en la garganta y con lágrimas cayendo por mi mejillas-

Volvió a apoyar sus codos en las rodillas, con la cara entre las manos, así como hacía un rato, antes de empezar a hablar.

- Constantemente te lastimo, y una y otra vez rompo mi promesa de no hacerte mal.
Que ninguno de los dos nunca pueda decir lo que el otro quiere escuchar es culpa mía. Yo no puedo querer algo que no te doy.. no puedo pedirte que me ames si te lastimo.


Las lágrimas no paraban de salir de mis ojos. De repente los sentía calientes, hinchados, no los podía tener abiertos. Franco nunca había nombrado la palabra amor a lo largo de nuestra relación, ni yo tampoco…

Se acercó y me abrasó. Me corrió el pelo que caía en mi cara por la colita desarmada y me besó.
Fue un beso que no quise que se terminara nunca, no quería que dejara de abrasarme, no quería que despegara sus labios de los míos.

Se separó unos centímetros para mirarme a los ojos y me secó las lágrimas.
Volvió a besarme, tocó mi labio inferior con su dedo índice..

- Perdoname por no saber como quererte…

Soltó mi mano que estaba sosteniendo, se paró, agarró su campera y se fue.

Así como estaba me incliné sobre los almohadones del sillón…
Cande fue la que me llevó hasta la cama cuando llegó a la madrugada. Así vestida como estaba me acosté, me tapó con la frazada y se quedó conmigo sin decir una palabra hasta que me quedé dormida.

El viernes no fui a lo de Ana ni tampoco a trabajar. No me levanté en ningún momento, excepto para ir al baño. Me pase todo el día llorando, no podía parar. Posaba de dormir a estar llorando, de estar llorando a dormir…
No quise tampoco hablar con Cande, quien me conoce perfectamente y no me pregunto absolutamente nada; solamente el viernes a la noche me obligó a levantarme y me metió al baño para que tomara una ducha.

Esa ducha marcó una línea. No lloré más desde entonces, ni tampoco quise hablar del tema. Todo estaba guardado en mi cabeza desde el jueves a la noche; no tenía las ganas ni la voluntad necesaria para sentarme a escribir sobre esto.
Pero acá estoy cinco días después sintiéndome extraña, y totalmente incompleta.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Nada de listitas

Hace unos minutos releí y conteste los comentarios de la entrada anterior e intenté hacer la famosa listita para ver las cosas buenas y malas que me provoca mi relación con Franco.

Por un segundo trate de pasar en mi cabeza todo el tiempo que estuvimos juntos..
Las peleas, los enojos, los celos, las sonrisas, los momentos de alegrías, los suspiros, su voz, las miradas, las palabras, sus caricias, sus besos.. de pensar en él.. en mí, en los dos juntos.

Y llegue a la conclusión de que si todo estos años pasaron así no solo por él sino también por mi. Porque necesito tenerlo cerca; necesito respirarlo. Lo único es que me hace mal.

Y para ser fiel a mis convicciones, aunque hace un tiempito lo tenia medio olvidado, agarré el teléfono y sin pensar nada más, lo llamé y le pedí que venga.

Viene a las 22 hs.. En menos de media hora.
Y tengo intención de poner todas las cartas sobre la mesa, porque quiero terminar con todo esto de una buena vez.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Se me terminaron las pilas

Entre Cande y yo últimamente no hacemos ni media.
Yo por sabidas razones y Cande porque discutió con Lucio; así que para despejarnos un poco, el domingo fuimos al cine, considerando que a la noche nos juntábamos todos.

A eso de las once de la noche, estábamos jugando al pool y Cande y Franco empezaron a hablar sobre porque estaba enojada con Lucio.

[…Cande esta enojada porque Lucio se encontró con una chica con la que tuvo algo en el pasado]

Franco le dijo que no se enrosque, que había sido casualidad, etcs. Y le dijo que después de todo no le mintió, y que si se lo había contado era porque le importaba.
Yo estaba sentada en la misma mesa, y Cande me pregunto que pensaba… le dije que si se lo dijo era porque no tenia nada que esconderle y que eso estaba bueno.

Cuando terminé de hablar miré a Franco que ya me estaba mirando y estaba cerio.
Los tres nos quedamos callados y de última él le dijo que se dejara de joder y fuera a habar con Lucio.

Nos quedamos los dos solos en silencio y después de unos minutos me agarro la mano.
Mi reacción fue quitarla de arriba de la mesa mientras decia que no y me paré para ir afuera.
Él me siguió.

- No puedo con esto, de verdad que no puedo. –dijo moviendo las manos-
- Porque yo sí… para mi es fácil esta situación de mierda. -dije caminando unos pasos-

Se acercó a mi y me agarró de los hombros y yo me corrí.

- Franco esto no puede ser a tu manera siempre. Me pasan cosas que a veces por más que trate no puedo controlar…
- Y que a mi no? Te pensás que no me pasa nada, te pensás que no te quiero conmigo, que no me importa?

- Si, siento que no te importa. Y el tema esta ahí.. lo acabas de decir, me queres con vos, no me necesitas.
-se sonrió sarcásticamente- Vos no podes estar hablando enserio.. de verdad pensás eso?
- Soy como un juguete para vos… y cuando ves que lo estas por perder te pones melodramático.
- No es así y lo sabes
–me agarró entre sus brazos y me acercó- no es así…

Nos miramos unos segundos a los ojos… dudó pero me besó.

Nos separamos.

- Me voy adentro… al juguetito se le terminaron las pilas.

Me pasan muchas cosas con Franco, y por más que a veces me sienta bien y trate de ver el vaso mitad lleno… de un tiempo a esta parte me cuesta, se me hace más difícil y no puedo.
Necesito tiempo… necesito pensar, necesito estar bien. Pero antes tenemos que hablar bien y terminar con todo esto porque esto no da para más.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Sin palabras

El jueves estuve molesta, con dolor de cabeza y con ganas de devolver cualquier cosa que me llevaba a la boca. Por eso a la noche preferí quedarme en casa visto y considerando que si bien me sentía mejor, no estaba del todo bien y quería recuperarme totalmente.

A eso de las nueve Cande se fue y yo me bañé y después me puse a mirar la tele en el living… aunque finalmente terminé apagándola porque me hacia doler la cabeza y simplemente me recosté en el sofá.

En un momento, no sé bien en cual, me quedé dormida y lo único que sé es que me despertó el ruido de las llaves en la puerta.
Definitivamente la persona que cruzó la puerta no fue la que esperaba.

Era Franco, que cuando vio lo que se llama cara acompañada de mis ojeras me obligó a ir a la cama.
Me dijo que le pidió las llaves a Cande.

Estaba distante.. no me rozó ni un milímetro. Ni siquiera me dio un beso cuando llegó.
Yo estaba acostada del lado izquierdo y él estaba sentado en la punta de cama del lado opuesto.
Sentía tal dolor de cabeza que me costaba tener los ojos abiertos, pero me obligué a hacerlo cuando una neurona de mi cerebro, a la que todavía le quedaba batería de reserva, recordó que desde mi cumpleaños (6 días atrás) no nos veíamos ni hablábamos.

- Te fuiste la otra noche…
- No estaba seguro si querías que me quede
–hizo silencio por un segundo y después siguió- Rompí mi promesa…
- No pasaste conmigo los últimos minutos de mi cumpleaños… -dije pensativa-
- Eso… y que no hace mucho prometí no lastimarte y me siento una mierda porque no lo cumplo.

No dije nada, simplemente lo miré a los ojos.

- Sabes que, mejor dejemos esto acá. No es momento –dijo jugando con un papel que tenía en la mano-
- Pero Franc… -me interrumpió-
- Dormí mejor. Me voy cuando te duermas –dijo y se fue al living-

Al ratito me dormí… la falta de horas de sueño me pudieron más.

Cuando me desperté el viernes Franco ya no estaba. La que si estaba era Cande.
Y me dijo que Franco se fue a las ocho cuando ella llegó, no a la cuando yo me dormí como había pensado.

-Sin palabras-

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Mal día

Semana tranqui… hasta hoy.
Desde que me levante que me sentía pesada, no tenía ganas de abrir los ojos, la luz me molestaba… me quería quedar en la cama y no moverme por el resto del día.

Me levante como pude y fui hasta el baño donde me encontré con una Emiliana un tanto desagradable.
Pálida y con unas ojeras negras-violetas que me llegan al piso.
Me di una ducha y traté de sacarle color a las ojeras y repartirlo por el resto de la cara pero me fue imposible, así que como pude me cambie, me puse anteojos negros y salí.

En el trabajo me empezó el dolor de cabeza y cuando me vio mi papá casi me lleva a los tirones al médico pero logré convencerlo de que con venirme a casa y recostarme se me iba a pasar.

Así lo hice. Llegué y como pude vine directo a la cama.
Dormí desde las dos hasta las seis. Creo que ni de bebé dormí cuatro horas seguidas de siesta.
Me sentía un poco mejor así que me levanté a prepararme un café y volví a acostarme.
Obviamente el café no fue una buena elección porque media hora más tarde estaba fuera de mi organismo.

Hace un rato llegó Cande y me esta preparando algo de comer… aunque la verdad no tengo muchas ganas de ingerir nada.

Prefiero seguir en la cama y seguramente mañana voy a estar mucho mejor.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Ofrenda de paz?

Eran alrededor de las once de la noche cuando me fui a acostar. Estaba sola, Cande había salido con Lucio que cumplían dos meses, y no tenía ganas de quedarme sentada en el living mirando la tele.
Obviamente no pude dormirme, y creo que en el fondo tampoco quería.

Fueron pasando los minutos y a las 11:56 sonó el portero.
Tardó en subir y un par de minutos después golpeó la puerta.

Cuando le abrí la puerta miró su reloj y después me dijo feliz cumpleaños dándome una bolsa con chocolates, cosa que hace cada año.

Estuvimos un rato en el living, hablábamos poco. Me pidió perdón por la pelea del martes y me dijo que no quería pelear. Le dije que yo tampoco pero no veía como evitarlo.
Al rato se acercó más a mí y terminamos besándonos. Y un rato más tarde, discutiendo, por lo que me fui a mi cuarto cerrando la puerta de un portazo.

Me acosté en mi cama mirando para el techo y poniendo atención a ver si escuchaba alguna señal de que se hubiera ido.
Después de unos minutos en silencio, contrariamente a irse, entró despacito a la habitación y se acostó a mi lado imitando mi posición.

Cruzó su mano derecha y me extendió un chocolate. Según él una “ofrenda de paz”.
Yo tenía un nudo en la garganta, y también notaba que él estaba raro, no como siempre.

- No estamos bien Fran…
- Ya lo sé.


Esas fueron nuestras últimas palabras esa noche, y después nos dormimos. Yo dentro de las sábanas abrazada a una almohada y él arriba del acolchado.

A la mañana, me despertó con el desayuno en la cama y me esperó a que me bañara.
A eso de las 10 am le dije que me tenía que ir. Me dijo que me alcanzaba, pero le dije que no.
Me dijo que almorzáramos juntos, pero le dije que iba a lo de papá.

- Pensé que ahora ibas para allá.. –dijo confundido-
- Voy a lo de Ana y de ahí me voy a lo de papá…


Bajamos juntos y cuando nos saludamos le di un beso en el cachete.
Él me agarró la cara y me besó largo y suave.

(…)

Salí de lo de Ana 11:30 pasadas y de ahí me fui a la casa de papá, donde me encontré a Miranda y Renzo.

Almorzamos todos juntos, Nora, papá, Renzo, Miranda y yo.
Fue algo extraño, hablaban entre ellos pero yo me sentía bastante rara para incluirme en la conversación.

En un momento hable con Franco y me dijo que sentía que me estaba perdiendo, le dije que no sabía que decirle, que hace rato estamos perdidos. Y quedamos que nos veíamos a la noche.

Para colmo, Miranda no tardó en empezar a hacerme preguntas respecto a Franco, cosa que sabía que iba a pasar.
Le dije que somos amigos como siempre y me dijo que estaba bien, que si no quería contarle que no lo hiciera. Pero que me cuidara.

El resto de la tarde la pase con Cande, hasta que llegó la hora de salir a festejar con los chicos.

Fuimos a un bar y traté de estar lo mejor que pude.
Estaba hablando por celular y cuando corto Franco me extiende una cajita.

- No hacia falta –dije agarrando la cajita-
- Te lo mereces….

Lo abrí y era un dije de un trébol de cuatro hojas. Siempre quise uno… y él se acordó.
Quería decirle algo además de gracias, quería decirle algo pero no pude.
La noche siguió, cruzamos miradas miles de veces y pensaba que su mirada escondía tantas cosas como la mía.

Pensé en hablar con él… en decirle lo que siento más allá de lo que él haga o deje de hacer.
Pero dijo que se iba.. saludó a todos y por último a mí.

Me volvió a decir feliz cumpleaños, me abrasó y me dio un beso en el cachete.



…Me sentí rara. Me siento rara. No sé específicamente que siento pero creo que alejarnos es lo mejor. Si no podemos hablar y no podemos ser sinceros, lo mínimo que tenemos que hacer es tratar de estar como estemos, sin hacernos lastimarnos.
Pero eso no evita que de alguna manera me duela.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Primeros y últimos minutos

Llegue a casa hace un rato y me puse a charlar con Cande. Terminamos hablando de Franco. Chocolate por la noticia.
No tengo ganas de hablar de él. O si…

Me llamó el martes a la noche para que saliéramos a tomar algo. No nos hablábamos desde la fiesta.
Terminamos discutiendo (2º chocolate por la noticia). Me dijo que lo pone de la nuca verme con alguien más… que me quiere solo para él. Que no quiere pelear.
Le dije que si voy a estar con alguien no lo voy a hacer delante de él y que por otro lado no esta en condiciones de decirme absolutamente nada.
Le dije que estoy cansada de todo esto, que siempre es lo mismo, que me oculta cosas.
Salto devuelta con los estúpidos celos.
Seguimos con la discusión, me cansé y me vine a casa.

Cande dice que él me quiere y que no sabe demostrarlo.

Mañana, 27 de noviembre es mi cumpleaños.
Franco siempre empieza y termina conmigo ese día.
Desde los primeros hasta los últimos minutos. Noche/Noche

Pero presiento que esta vez, los primeros minutos de mi cumpleaños los voy a pasar con la almohada.

martes, 24 de noviembre de 2009

Les presento a "Miranda"

Desde que era chica tuve una relación particular con ella.
Siempre se ocupó de todo lo relacionado con mi crecimiento, mis actividades extra curriculares y ese tipo de cosas.
Nunca le reproché nada, nunca sentí la necesidad de hacerlo. Si bien no tuve su cariño, tuve su atención de otro modo, y mal que bien estaba presente.

Los problemas empezaron cuando las cosas estaban mal con mi papá.
Ella empezó a ausentarse por temporadas largas, se iba bastante seguido de viaje y como lo requería su trabajo, papá tampoco estaba.
Así fue como empecé a hacerme cada vez más independiente, a tomar mis propias decisiones y a no extrañar.
Cuando estaban los dos, cosa que no pasaba muy a menudo, eran las épocas de cenas en silencio, de vacíos, de discusiones a puerta cerrada y de épocas en que pasaba mucho tiempo en la casa de Cande.

Cuando yo tenía 13 años se divorciaron y como debía ser, me fui a vivir con Miranda.
El tiempo que viví sola con ella fue exactamente igual que cuando vivíamos todos juntos, nunca había nadie en casa.
Ella siguió con sus viajes y sus salidas con sus amigas pero también intento volver a reanudar la relación con papá, pero con el correr del tiempo y con cada intento fallido ella se fue poniendo más fría conmigo.

Faltando un mes y medio para mis 15 años decidió irse a vivir a EE.UU. y así como ella yo decidí quedarme en Bs. As.
No festejé mis 15 y me fui con papá y Candelaria a Bariloche donde estuvimos quince días.
Lo único que recibí de ella fue una postal y plata.. como si fuera que eso arreglaba algo.

A partir de ese momento mi relación con ella se fue desgastando cada vez más… hasta el punto en que empecé a llamarla Miranda.
Vino solo dos veces a visitarme y muchas otras se enojaba porque yo no iba.

Cuando terminé 5º año hacía poco tiempo que me había separado de Franco y ella insistía en que fuera para su casamiento con Renzo.
Y así lo hice.
El hecho fue que pase dos de los tres meses que me quedé en la casa de la abuela Elena (mamá de mamá), que vivía allá desde hacía varios años.

Estando allá tuvimos una fuerte discusión por como se había comportado años atrás..
Me dijo que no pudo hacer otra cosa, que siempre pensó que era mejor que yo fuera fuerte para que cuando fuera grande no sufriera por cosas como por las que ella sufría.

La felicité y le dije que había hecho un buen trabajo… y después de eso no la vi hasta el sábado cuando llegó de sorpresa el sábado.

La quiero, y sé que ella me quiere a su modo.
Solo que ya no tenemos nada en común…

Simplemente me acostumbré a que ella no este en mi vida.

domingo, 22 de noviembre de 2009

La sorpresa fue mía

Como ya mencioné repetidas veces, el sábado a la noche era la fiesta de cumpleaños de Nora, la esposa de mi papá.
De tanto estar pendiente por que todo estuviera en su lugar, la sorpresa me la llevé yo.


El sábado a la mañana me despertó Franco. Le abrió la puerta Cande antes de irse.
Quise levantarme pero sus besos y sus caricias me retuvieron más del tiempo esperado.

Un rato antes de las once los levantamos porque empezaba el partido de Los Pumas y nos pusimos a tomar café en el sillón.
Terminó el partido y se fue, pero me dijo que a la noche pasaba por mí para ir juntos a la fiesta. Quise negarme… pero no pude.

Teníamos que estar en el salón a las 22 hs, Franco llegó 21:30 y con decirles que le abrí en bata.. les digo todo.
No podía creer que estaba tan retrasada.. me maquillé, me puse los aros y finalmente el vestido negro con escote en la espalda y unos estiletos negros con una flor blanca haciendo juego con el sobre con el mismo motivo.

Llegamos al salón 22:17 y ya habían llegado unos cuantos invitados. Para las once ya
estábamos todos acomodados en nuestras mesas.

En un momento de la noche estábamos hablando con Cande en el hall y se nos acerca Sara (la mamá de Franco). Hablábamos de cosas cotidianas cuando de repente me dice que Franco no trabaja más con su padre. Me quedé muda.. cruce miradas con Cande, ninguna de las dos teníamos idea de nada.

Deja a Cande hablando con Sara y me puse a buscar a Franco que no lo encontraba por ningún lado. Busque en las mesas, en los baños, en el patio… por todos lados, hasta que llegué a la barra donde lo vi sentado hablando con Ian……..
Me quedé un rato por ahí dando vueltas pensando en que eso no podía ser nada bueno y en un momento le hice señas para que me siguiera.

Fuimos afuera y antes que yo empezara hablar me dijo:

- Le gustas…
- ¿Qué?
–lo único que sonaba en mi cabeza eran las palabras de Sara.. “se están llevando bastante mal desde que no trabajan juntos…”-
- Tu amiguito…. No para de mirarte Emiliana, me vas a decir que no te diste cuenta?
- Estaba más ocupada enterándome que no trabajas más con tu papá
–dice con los brazos cruzados-
- Quien te dijo? –dijo sorprendido-
- No es el punto Franco. No confías en mí, por eso no me lo dijiste.
- Por supuesto que confío en vos. No te lo dije porque la idea es que dejemos afuera el resto y nos ocupemos de nosotros.

Me quedé callada y me fui a sentar a unos asientos que estaban ahí cerca. Él me siguió.

- No entiendo que tiene que ver esto con nosotros –dijo haciendo ademanes-
- Para vos nada tiene que ver con nosotros…

Me paré y me iba caminando para la entrada cuando escucho que le empieza a sonar su celular.
Me dí vuelta para ver lo que hacia. Abrió la tapita, cortó-lo apagó-nosequehizo, volvió a cerrarla y se fue acercando a mí.
Me quiso agarrar la mano y yo se la corrí.

- Estoy cansada Franco, no puedo seguir con esto.
- No es…
- Basta. No quiero escucharte, me cansé de escuchar tus excusas pedorras. Harta estoy de los llamados, de no saber, de que pretendas que me olvide… como si fuera tan fácil.


No dijo nada. Yo tampoco, me cansé de hablar. Nos quedamos un rato ahí. Me abrazó y después me agarro la cara con las dos manos y me miró a los ojos.
Me solté de sus manos y cuando íbamos entrando al hall escucho esa voz tan particular que me llama.
Me doy vuelta y la veo, esplendida como siempre.

- Qué haces acá Miranda? –dije sorprendida con los ojos como platos-
- Finalmente logre sorprenderte, no hija? –dijo con una sonrisa en la cara-

Si señores.. Miranda es mi madre.

Resulta que la única estúpida que no sabia que venía era yo.
A mi padre se le pasó por alto avisarme que lo había llamado hace dos semanas atrás.
No lo podía creer.

Se sentó en la mesa junto a Renzo (su marido) con papá y Nora. Yo no podía creer estar presenciando tal situación.

La noche siguió, en lo que respecta a la fiesta, muy bien. Todo salio como lo paneado.

Solo que terminé discutiendo con Franco por sus celos estúpidos y terminé yendo a casa con Cande y Lucio y con un humor que hasta hoy me dura.

No se nada de Franco y ni ganas tengo de tener noticias de Miranda.
Aunque sé que pronto las voy a tener.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Un poco de sinceridad

En mi relación con Franco pasara lo que pasara, tanto uno como el otro estaba al tanto de lo que hacíamos.
Fuimos así desde el primer momento que nos conocimos. No era por depender del otro, sino que se fue dando y se convirtió en algo normal para nosotros.

Pero hace unos meses rompí el pacto tácito cuando me fui a España sin avisarle. Y obviamente no podía pasar desapercibido.


El miércoles no fui a trabajar para organizar los últimos detalles de la fiesta de este sábado y estar tranquila.

Eran la una y pico y sonó celular. Era Franco, que se apareció con sushi y vino.

Después de que comimos, y pusimos música nos recostamos en el sillón por un largo rato.
En silencio y con mis ojos cerrados empezó a acariciarme.
Yo sabía que algo pasaba… ví su inquietud desde el momento que cruzó la puerta. Se lo pregunté mientras que comíamos pero me dijo que no era nada. Pero se ve que no se pudo aguantar.

- Estuve pensando en estos días.. –dijo mientras me seguía haciendo mimos- y quiero preguntarte algo.
- Lo sabía… -dije todavía con los ojos cerrados-
- Porqué te fuiste a España? –en ese momento se me borró la sonrisa y me vi obligada a abrir los ojos-
- Porque tenia muchas ganas de ver a Cande y necesitaba vacaciones.. –dije todavía en mi lugar-
- Ajam, eso es lo que le dijiste a todo el mundo. Pero no busco esa respuesta.

Corrí su brazo del mío y me senté.

- Y que respuesta buscas?
- Digo, no me avisaste que te ibas, ni tampoco contestaste ningunos de mis llamados.. Volviste y estabas reacia.
- y? que tiene que ver? –dije indiferente, sabía que esto nos iba a llevar a terrenos no gratos-
- No sé, digo, no tiene nada que ver?
- No sé Franco
–dije levantándome ya molesta-

Se paró atrás mío, me agarró del brazo y me volvió a hacer sentar en el sillón .

- Si te pones así es porque algo de razón tengo –dijo y clavo sus ojos en los míos-

Y como vio que yo no le contestaba, empezó a hablar él.
- Bueno, empiezo yo. –se quedó parado y dando vueltas de un lado para el otro-
Sé que nos habíamos peleado unos meses antes que te fueras, que las cosas entre nosotros no estaban bien… pero te fuiste así, sin decir nada. Nunca hiciste eso.

- Obviamente que las cosas no estaban bien. Por milésima vez decidiste que nos “separáramos”. Y después me entero que todo era porque vos estabas mal porque tu hermano se iba a vivir afuera. Pero claro, era más fácil optar por callarse.

- Es cierto, estaba mal y no quería que nos afectara a nosotros…
- A no, cierto, no nos afecto para nada
–dije sarcástica-
- Y después te alejaste, estabas indiferente –dijo como si le molestara-
- No quería tenerte cerca. No siempre es como vos queres Fran.
- Y la noche del pool… no demostraste nada, estabas tranquila… Quería saber si de verdad no te importaba.
–dijo mientras se sentaba a mi lado-
- No parabas de llamarme, de mandarme mensajes y de repente apareciste con ella.
A los pocos días hable con Cande y me dijo que fuera para allá… que me iba a hacer bien, y lo hice.

- Porque no hablaste conmigo? Si hubiera sabido…
- Fran no digas cosas que ni vos te crees. Si hablaba con vos me partía en mil pedacitos, así que me fui. Fue lo mejor.

- Quería tenerte conmigo.. y me tuve que enterar por Lucio que te habías ido. Te llamé dos semanas seguidas y no me contestaste. Estaba muy enojado.

Nos quedamos en silencio. Franco tenía mi mano entre sus manos.
Minutos después, para quebrar ese silencio empezó a sonar su celular.
No lo atendió.

- Decime que pensás …
-no sabía que decir, de repente estaba sin palabras- En preguntarte algo de lo cual no sé si quiero escuchar la respuesta… -me miró a los ojos y me corrió el pelo de la cara-

Me contestó sin que yo formulara la pregunta en voz alta.
Me dijo que ella no significaba nada importante en su vida, que no se compara con lo que tenemos nosotros.
Que se sentía solo y estaba enojado conmigo por haberme ido y se desquitó con ella.

En medio de esto… el celular seguía sonando. No paraba.

Finalmente terminó atendiendo y mientras tanto yo fui hasta la cocina.
Volví al living cuando terminó de hablar. Estaba callado y un poco inquieto.

Se acercó, me abrazó y me besó.
Un nuevo llamado nos interrumpió y yo me fui separando. Me agarró otra vez y me dijo que me quería tener así y no soltarme. Me siguió besando pero el celular no paró de sonar.

Le dije que fuera… y terminó cruzando el umbral de la puerta con el celular en la mano.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Trade de lluvia

Resulta que hoy estaba almorzando con Franco y recibo un llamado de un número desconocido.
Atiendo. Era Ian.
Necesitaba unos papeles que habían quedado en la casa de mi papá y no podía esperar a que el volviera del viaje.
No tenía ni idea de que papeles hablaba así que le dije que me llamara en una hora para poder averiguar donde estaban.
Hablé con mi papá y quedamos con Ian que nos encontrábamos a las tres donde habían quedado los papeles.

Franco me acompañó a buscar los papeles y aprovechamos para estar un rato más juntos, (sus palabras).
14:30 pm suena su celular, y cinco minutos después se va, no sin antes decirme “ nos vemos a la noche…”

15 pm cielo negro… la lluvia azota Bs. As.

15:10 pm Timbre. Ian. Le abro la puerta y lo invito a pasar.
Le di los papeles, nos pusimos a hablar ahí parados y como al rato seguíamos ahí, lo invité con un café.
Estuvimos en la cocina charlando de la vida. La suya, la mía.

Cosas que yo ya sabía: tiene 27 años, es piloto, vivió en Italia desde los 17, etc…
Cosas que yo no sabía: esta de vacaciones, trabaja para una empresa privada, nunca tuvo una relación “formal” con nadie pero tuvo una relación de cuatro años que se terminó porque pasaban mucho tiempo separados. Aparentemente piensa quedarse en Argentina.

Después le conté un poco de mí, lo que fue mi vida en estos años. Que hice, que deje de hacer.
Y en el momento en que pensé que había terminado mi relato me dijo que me faltaba algo… el Amor.

Le dije que en mi vida el amor era algo demasiado complicado y rebuscado.
Se sonrió y dijo que creía saber cual era el significado de esas palabras.

Al rato para de llover y salimos juntos.



Ahora estoy esperando a Franco que me llamó hace un rato para decirme que venía a dormir.

No sé si como me estoy tomando las cosas esta bien o esta mal. Lo que sé es que no estoy dispuesta a rendirme con Franco, y sé que esta necio con la idea de hablar.
Pero tarde o temprano lo va a hacer. De eso estoy segura.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Determinación

Sé que probablemente debería olvidarme de todo este embrollo y disfrutar de los buenos momentos que tengo con Franco. Y de hecho es lo que hago y vengo haciendo desde hace años. Solo que hay veces, así como me paso hace unos meses y así como me pasa hoy, me pierdo y necesito saber donde estoy parada.

Más bien creo que todas estas preguntas que me surgen son para mí misma, pero no me animo a contestarlas.
No sé porque, pienso que cualquier mínima respuesta de mi parte va a provocar como un efecto dominó, obligándome a contestar las siguientes.

Sé lo que me pasa con Franco, pero no me animo a reconocerlo. Pero de manera errónea quiero que el se ponga las pilas cuando yo no soy capaz de ser sincera conmigo misma.
Siempre sostuve que no se puede exigir algo que no se esta dispuesto a dar, y en cierta forma es lo que estoy haciendo.

Yo no soy así, siempre fui de lanzarme hacia lo que quería sin pensar demasiado, con carácter y con actitud de empuje, pero de un tiempo a estar parte, no sé si porque me siento vulnerable o si es algo que me provoca Franco, pero pienso demasiado las cosas. Me siento como en una cornisa y no me gusta.

No me gusta estar así. No estoy acostumbrada.
Quiero ser esa Emiliana que disfruta y que ve la mitad del vaso lleno.
Quiero volver a pintar y sacar fotos con la misma soltura de hace unos meses atrás.

Y lo voy a hacer.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Lo tengo y no lo tengo

Ayer a la tarde estábamos mirando la tele con Cande y se aparecieron Lucio y Franco con café y muffins de Starbucks.
Nos sentamos los cuatro en el living… Cande y Lucio y Franco y yo.
La pasamos bien… nos reímos, charlamos, etc.
A eso de las 21 hs Lucio se fue con Cande y nos quedamos solo.
Estábamos los dos en silencio. No un silencio incómodo sino de esos en los cuales no se tienen ganas de decir nada.
El primero en romperlo fue Franco.
Me preguntó porque no había ido el viernes a lo de Sol y que había hecho en estos días.
Charlamos un poco más y se fue acercando hasta darme un beso.

Estuvimos un rato largo en el sillón y no sé bien en que momento tomó distancia y me preguntó porque estaba tan fría con él.
Discutimos: él defendiendo su postura en la que sostenía que yo estaba distante y yo manteniendo la mía en que nada que ver.
Me dijo que no quiere que estemos así, que no quiere que me aleje.

- Qué esperas de esto Fran?, de verdad lo digo.
- Algo tan sencillo como estar con vos
–dijo y me acarició la mejilla-
- Y nada más…
- Hay algo más importante que yo no me halla enterado?
–dijo sonriendo-
- “Esto” como vos lo llamas no va a terminar bien Franco
- A mi me parece que tu cabeza esta dando demasiadas vueltas últimamente y estas tratando de buscar respuestas a cosas que ninguno de los dos quiere contestar.
- Y si me cansé de esto y quiero empezar a contestar esas preguntas?
- A vos te parece que podemos?
–dijo acariciando la palma de mi mano-
- No sé, pero si no lo hacemos nunca lo vamos a saber.
-negaba con la cabeza-
No me parece que sea el momento.
- …
- Hagamos así, tomemoslo con calma, si queremos podemos estar bien así… como estamos ahora.


Seguimos conversando unos minutos más, pero pronto vinieron las caricias, los besos y nuestras respiraciones comenzaron a cambiar de ritmo.

Pasamos la noche juntos. Una muy linda noche.
A la mañana me levanté y me fui a dar una ducha, y cuando salí del baño tenía preparado el desayuno en la mesa de la cocina.
Un rato más tarde bajamos, nos despedimos con un hermoso beso y cada uno partió para su trabajo.

Antes de irse me dijo: “Nunca te olvides que te quiero conmigo…”

…y creo que es exactamente eso, él me tiene; pero yo no estoy tan segura de tenerlo conmigo.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Figurita repetida

Fue una semana bastante movida, papá se fue de viaje con Nora, por lo que tuve trabajo por demás y se podría decir que ya marcha todo sobre ruedas respecto la fiesta que es dentro de dos semanas.

Tener tantas cosa que hacer me mantienen ocupada… pero no evita que piense.
Y Franco ocupa una gran parte de esos pensamientos.

Durante la semana hubo algunos mensajes de texto que hablaban prácticamente de pavadas.
Ayer cerca del medio día estaba en la oficina y me llamó por teléfono. Me dijo de ir a almorzar pero yo le dije que no.
A las dos de la tarde se apareció en la oficina e insistió para que fuéramos.

- Voy si hablamos… -le dije mientras seguía sentada-
- De lo que quieras –dijo sin pensarlo con tal de convencerme-
- De Julia…
- Vamos a comer –dijo y abrió la puerta de la oficina sin decir más nada-

Fuimos con su auto por ahí cerca. Yo estaba muy callada. Tenía ganas de decirle que lo necesito y que no me importa nada de lo que nos separa, y por más que estuve por claudicar en cada momento que nuestras miradas se cruzaban sé que no podemos seguir así. Que “no puedo” seguir así.

Me preguntó que podía hacer para que estuviéramos bien, para no discutir por tonterías, para no distanciarnos.
Yo le dije que pensé que no me iba a importar algunas cosas… pero esas mismas cosas son las que nos están separando ahora.
Me dijo que “ella” (sus palabras) no tiene nada que ver entre nosotros, que yo soy otra cosa para él, que me necesita cerca y que no es lo que yo pienso.

Tenía una presión en el pecho que no me dejaba salir las palabras y por momentos no lo escuchaba.

Terminamos charlando de cualquier cosa, de nada, y yo ni siquiera toque el plato.

Cuando salimos del restaurant, mientras íbamos caminando hacia el auto me agarró de la cintura, lo cual me extrañó…. Él nunca hace esas cosas.
Estuvimos juntos un rato más y cuando estábamos llegando a la oficina le empezó a sonar el celular.
No lo atendió, faltaban pocas cuadras para que me baje.

Llegamos, nos besamos y cuando estaba bajando me agarró de la mano y me dijo, “No te alejes”... y le siguió sonando el teléfono.


Hoy nos juntábamos en lo de Sol pero preferí no ir, necesito intentar poner en orden mi cabeza.
A la mañana tuve terapia y ni bien me senté le dije a Ana que me sentía triste.
Me miró sorprendida y me dijo:

- Nunca aceptas ese tipo de cosas, a que se debe la tristeza?
- A que pronto todo se termina…


Así lo siento… más bien lo sé. En el momento que me siente a hablar de verdad con Franco sé que vamos a terminar mal.
Siempre fue así, y no veo que valla a cambiar ahora.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Domingo de noche

Como ya saben el domingo a la noche nos encontrábamos en lo de Sol a comer unas pizzas.
La idea era encontrarnos “todos” a las 21 hs, no llegar tres horas tardes y con cara de superado. Pero eso es normal en Franco cuando pasan cosas como la que había pasado a la tarde.

Llegó con una sonrisa pintada en la cara, como si se hubiera tragado un payaso dos segundos antes de pasar por la puerta, y como no podía ser menos… me saludó seco con un beso en la mejilla.
No me enojó, es más me causo gracia darme cuenta que a veces puede tener actitudes muy infantiles.
La cosa vino después cuando a Candelaria se le ocurrió comentarle a Lucio que yo había visto a Ángela y Jorge en la casa de papá.
Lucio empezó a preguntarme sobre ellos, como estaban y esas cosas (también son amigos de sus padres), y yo empecé a contarle.

Mientras hablábamos Franco empezó a mirar el reloj (a pesar de que hacia 40 min que había llegado) y seguido de eso salía cada 15 min a hablar por el celular al balcón.
No paraba, no hacia otra cosa que mandar mensajes de texto y hacer llamadas hasta que de repente se le ocurrió empezar con sus comentarios. Obviamente dirigidos hacia mí.

1ª frase: “… seguramente estuviste muy entretenida, digo… para no querer hacer otra cosa”
2ª frase (una vez que ya habíamos nombrado al NN): “Aaaa.. ahora entiendo mucho mejor. ¿Como se iba a ir la señorita si estaba muy interesada en la nueva visita?, claro…”
3ª frase (ya la conversación estaba avanzada y empezaron los palos más pesados): “Lo que pasa es que no te importa.. es eso”
4ª frase (palo): “Una vez que yo te necesito, no pudiste”

Todos se miraban entre sí y yo lo único que dije fue que la terminara. No solo que no lo hizo sino que la seguía.
Un rato más tarde le sonó el celular y se fue al balcón, mientras que yo aproveché para salir a la calle.

Bajé por el ascensor y me fui a sentar en las escaleras del edificio.
Un rato después escuché la puerta detrás de mí y lo vi sentarse a mi derecha.

- Siempre saliste a la puerta a tomar aire, sea la hora que sea… -dijo mirando para la calle-

Yo no le hablaba, solo pensaba en la cantidad de cosas que quería decirle pero que simplemente no me salían.
Pasaron como 10 min en silencio. Solo su respiración y la mía. Solo los dos ahí sentados, uno al lado del otro.

- Quería verte hoy…
- …


- Hablame Emi –me dijo mientras me acariciaba la espalda-
- Estoy segura que no queres escuchar lo que tengo para decir
- …
- Era muy difícil estar bien no? Tenías que empezar como siempre, arruinando todo.
- Te pedí vernos y me dijiste que no… -dijo como si hubiera cometido una aberración-
- Y…? Y la veces que yo estuve en tu lugar esperando que pudieras desocupar tu agenda para vernos?... y siempre tenes algo mejor que hacer
- No es así… yo quiero verte, quiero pasar tiempo con vos –dijo y me corrió el pelo de la cara-
- A veces no parece. No hay una sola vez que no tengas algo más importante, soy un juguete intercambiable para vos.
- No seas injusta, no es así y lo sabes… -dijo como si fuera en cerio-
- Que no sea injusta? Vos sos injusto que una vez que yo digo “no” vos lo haces pasar como el fin del mundo y te pones en el papel de una víctima que no sos.
Entonces que tendría que decir yo de todas las veces que vos me reemplazaste por cualquier otra cosa o que cuando estábamos juntos no eras capaz de dejar pasar una llamada…
- No volvamos al pasado Emiliana
- Bueno.. al presente entonces. Pero para, -dije como si buscara algo entre mis pensamientos- … hoy día lo seguís haciendo. Me pareció que hoy lo habías hecho… -sarcasmo-
- Vos estabas muy concentrada hablando de las visitas –comentario que sonó a reproche-

Me levanté y caminé unos pasos.

- Que querías que hiciera, que me quedara ahí escuchando como un idiota lo bien que la pasaste con otro tipo? –se paró y caminó hacia el lado contrario de donde yo estaba-
- Si hubieras puesto un mínimo de atención te habrías dado cuenta de que estaba hablando de Jorge… pero no, el señor no escucha razones
- Pero aparte estabas con un tipo… o no?
- … y la seguís –dije enojada- …y después de todo –dije y me acerque a él que estaba de espaldas- cual es el problema, vos podes verte con Julia o no?

Se dio vuelta para mirarme, pero no dijo nada.
Nos quedamos un rato más en silencio. Yo quería que él me contestara… que emitiera algún sonido, pero nada, como siempre que tocábamos algún tema relacionado con eso.

- Me voy adentro –dije-
- Para… -dijo y me agarró del brazo- por favor…

Nos miramos a los ojos. Yo con un nudo en la garganta, y él con una mirada que no pude descifrar.
Me besó. Nos besamos. Y después me fui arriba y él se quedo ahí.

No hablamos más. Yo me fui sola a casa y al rato recibí un mensaje de texto:

“Perdoname.”
De: Franco

Responder/
“… ya no sé por qué perdonarte”
/Enviar

domingo, 1 de noviembre de 2009

Día domingo

Hoy me desperté a las 7 cansada de despertarme a cada media hora.
Fui al super y a eso de las 9 recibo una llamada de mi padre para que fuera a desayunar con él, así que cuando llegué a mi casa me di una buena ducha, me cambié y salí.
Unas cuadras antes de llegar pase por una confitería y compre una torta con crema y frutillas como le gusta a papá.

Llego, y estoy por estacionar cuando un idiota (porque otra palabra no le cabe) viene de la mano contraria, se me cruza y me saca el lugar...
Con una bronco terrible terminé estacionando el auto a la vuelta.
Me cuelgo la cartera, agarro dos bolsas, la carpeta y la torta y trato de dejar libre una mano para cerrar el auto.
Empiezo a caminar tratando de que no se me caiga nada. Llego a la puerta mirando con mala cara y ganas de rayar el auto que hacia minutos me había sacado el lugar.. y toco timbre.
Salió Susi a abrirme la puerta… le pregunto si sabe a quien pertenece “ese” auto y me dijo que era de las visitas.

(…)

En mi casa, (la de mi papá) hay un hall de entrada donde hay una escalera que te lleva al 1º piso, para la izquierda hay una puerta que te lleva a la cocina y a la derecha una doble puerta con vidrios repartidos que da al living.

Entramos, Susi se encargó de la torta y yo dejé mis cosas en el hall para ir al living donde se encontraba mi padre con las famosas visitas.

Para mi sorpresa, ahí sentados en el sillón estaban Ángela y Jorge quienes son viejos amigos de la familia. Hacía años que no los veía, viven en Italia hace 10 años más o menos y cada tanto se dan una vuelta por Argentina.
Pero no era ninguno de ellos dos con la persona que tuve el percance del auto... que raro.

Nos saludamos, abrazos incluidos y después saludé a mi papá. Nora no estaba.

Susi nos sirvió café con la torta que yo había llevado y nos pusimos a conversar.
En medio de la charla me suena el celular así que me voy al hall a atender. Era Cande para arreglar a que hora nos juntábamos en lo de Sol hoy a la noche.
Mientras hablaba tenia en la otra mano el plato con una porción de torta, se me calló la cuchara al piso y cuando terminé de hablar me agaché para agarrarla… y en ese mismo instante algo me golpea y termino de boca en el piso.

Todavía yaciente en el piso, siento una voz gruesa que dice, “te llamo en un rato”.
Literalmente me pongo en cuatro patas y me levanto tratando de sacar los restos de torta que ahora estaban estampados en mi remara.

- Disculpame… no te vi –me dijo esa voz peculiar y me agarró la mano para ayudarme-
- Como me vas a ver si estas hablando por teléfono? –dije y levanté la cabeza para verle la cara- Otra vez vos! -dije relacionándolo con la persona que me había sacado el lugar para estacionar hacía rato-
- Perdón? –dijo confundido-
- Si.. vos fuiste el que me saco el lugar donde “yo” iba a estacionar "mi" auto – en ese momento se acercaron Víctor (papá) y Jorge a ver que pasaba-
- Que pasó? –dijo papá observando la escena-
- Nada.. –dije negando con la cabeza- me caí y me ensucie –dije señalando la mancha de mi remera-
- En realidad fue mi culpa –dijo el NN- yo la empuje cuando abrí la puerta…
- No es nada –dije mirándolo-
- Hay hijo.. –dijo Jorge y se rió-
- Hijo? –dije-

El NN finalmente tenía nombre y apellido.
Era Ian, el hijo mayor de Ángela y Jorge. ¿Quién hubiera dicho que el idiota del auto
que me acababa de empujar era alguien que solía conocer?... que loco...

Mi papá había organizado algo para que comamos todos juntos y yo me fui a dar una ducha aprovechando que tenía otra remera en un bolso en el auto, gracias a que el sábado fue al gimnasio.

Al rato llegó Nora y a eso de la una comimos.
La comida fue muy divertida, hacía rato no me reía tanto. Jorge toda la vida fue de esas personas que cuentan chistes y anécdotas que te hacen descostillar de la risa.

Cuando estábamos comiendo el postre empezó a sonar mi celular. No lo atendí en la mesa… pero como siguió sonando me levanté y fui a hablar al hall.

- Hola
- Hola… te estuve llamando pero no me contestabas –dijo Franco del otro lado-
- Estábamos almorzando y no quería atender en la mesa
- Donde estas?
- En la casa de papá…
- Dale saludos de mi parte –dijo.. yo definitivamente no lo iba a hacer- …quiero verte, paso por vos más tarde?
- No sé hasta que hora voy a estar acá Fran, nos vemos a la noche en lo de Sol más seguro. Además tengo que hablar con papá algo del trabajo antes que se valla de viaje.
- … ...
- Franco?
- Qué? –dijo ya enojado-
- Te enojaste… -dije viendo lo que se venía-
- No! –dijo seco-

Y si.. dicho y hecho. Terminamos discutiendo por teléfono.
Era sabido que el “solo por hoy” del otro día no se podía extender por demasiado tiempo.
Una vez que yo no puedo pone el grito en el cielo. “Lo que pasa es que a vos te da lo mismo…” me dijo. Y yo le dije que no era así, que no me daba lo mismo verlo que no verlo, solo que esta vez no podía como tantas otras veces él no pudo, “…digamos como siempre que vos tenes algo más importante que hacer”, le dije.
Obviamente se enojo peor y después de un largo intercambio de palabras terminé cortándole el teléfono... lo último escuché fue “no hay una vez que no tengas algo que reprocharme”.

Traté que no me afectara y seguí adelante con mi día.
A eso de las 17:30 decidí irme y tenía que llevar unos bastidores que papá me había comprado para “incentivarme”.
Eran grandes; así que Ian se ofreció a ayudarme a llevarlos hasta el auto.

- Un placer conocerte nuevamente –me dijo Ian y me dio un beso en la mejilla antes de que yo suba al auto-
- Si.. pero la próxima yo estaciono primero –dije y cerré la puerta-

Cuando llegué a casa le conté a Cande lo que había pasado con Franco y también le conté del NN y me dijo que ella se acordaba de él, pero yo le aseguré que ahora esta diferente… bastante diferente.

En un rato lo veo a Franco, y sepa Dios como va a estar el ambiente…
¿Deséenme suerte?

Mañana les cuento.

viernes, 30 de octubre de 2009

El quid de la cuestión

A Franco lo vi el martes que fuimos a un bar los dos solos y anoche que nos juntamos todos.
Seguimos en esta etapa de caricias, mimos y frases como “te extrañé” o “pensé en vos todo el día”… pero también hay llegadas tardes y alguna que otra llamada telefónica a las que solo puedo encontrarle un motivo.

Me hace sentir rara no saber… y que cada vez que le pregunto disimuladamente no me conteste, solo me sonría o simplemente que corte mi oración con un beso.
Piensa que con un beso o una caricia me voy a olvidar de que entre nosotros falta algo, que falta dejar las cosas claras.
Y más allá de esas frases que de momento me hacen sentir bien, siento que no tengo derecho a preguntar y que nunca voy a recibir una respuesta, y eso es lo que me confunde.

Ana, (mi terapeuta) dice que si tengo estas dudas tengo que planteárselas a él porque no puedo armar nada en base a dudas. Pero el quid de la cuestión es exactamente “ese”.
¿Cómo hago para plantearle mis inquietudes si ni siquiera es capaz de contestarme quien era en el teléfono?..
Yo nunca me puse seria con este asunto, desde un principio todo fue así… Franco no explica, no consulta, no pide ayuda, para NADA, pase lo que pase.
Y yo tampoco, y me guardo todo lo que siento para mí. Así que ¿cómo puedo exigirle a él algo que yo no hago tampoco?

Y ahora escribiendo esto me siento un pájaro de mal agüero, porque no sé porqué pienso tanto en esto cuando estamos en un buen momento, los dos tranquilos, sin peleas y sin discusiones.

Ana dice: “Todas estas incertidumbres que tenes son solo por una cosa… y es que en el fondo estas tratando de caer en la realidad de que en algún momento no tan lejano vas a tener que ser sincera con él…”

…y creo que tiene razón.

lunes, 26 de octubre de 2009

Como chicos

Domingo 7:30 de la mañana suena mi celular.
Trato de abrir los ojos pero me cuesta; trato de buscar mi celular.
No puedo agarrarlo desde la cama así que no me queda otra que abrir los ojos y levantarme.
Atiendo… es Franco. Me dijo que estaba en la puerta con Lucio así que les abrí.

Minutos después golpean la puerta, (yo en desahbillé) entran.
“Es un día estupendo así que vamos al parque de la costa”.. dijo Lucio y fue a despertar a Cande a su cuarto …

Franco y yo nos reímos por la emoción que tenia Lucio y después nos fuimos a preparar algo para desayunar.
En algún que otro momento mientras estábamos solos me dijo que me había extrañado y que quiso llamarme pero que estuvo tapado de trabajo los últimos dos días.

Organizamos algunas cosas y mientras que me fui a bañar los chicos se encargaron del resto.
De casa nos fuimos a lo de Sol a encontrarnos con el resto.
Nos repartimos en dos autos: Lucio, Cande , Franco y yo en uno, y Sol y Juan (novios) en el otro. A Gabriel y a Nico nos los encontrábamos allá.

Así y todo con las vueltas que dimos llegamos allá a las 11:30 am, pasamos una tarde muy divertida, Lucio estaba como loco y no lo podíamos bajar de la montaña rusa. Parecíamos nenes de 6 años, pero no nos importó. Hacia mucho tiempo que no hacíamos algo así y creo que a todos nos ayudó a despejarnos aunque sea por un día de nuestros diversos problemas.

Respecto a Franco… debo decir que también estuvo todo muy bien. Estuvo todo el tiempo conmigo, hubo besos, abrazos y mimos varios.
Me repitió que me extrañaba y que estaba contento de estar pasando un día así conmigo.
Me dijo que me necesitaba. Me hizo sentir bien, muy bien.
Por momentos sentí que era mío, solo mío y que era yo la única en su vida…

Ese persona que estuvo conmigo ayer, cariñoso y atento es la persona que provoca mis sonrisas, mi buen humor… Mis ganas de creer que de alguna extraña manera esto puede funcionar y que podemos ser sinceros el uno con el otro y con nuestros sentimientos.
Quiero creer que puede ser así… aunque sea solo por hoy.

sábado, 24 de octubre de 2009

Casi casi

Finalmente el jueves a la noche renegada de mi misma fui al bar donde nos juntábamos.
Cuando llegué estaban todos, la única que faltaba era yo, así que saludé y me senté entre Cande y Sol.

Después de comer unas pizzas, estábamos jugando al pool y Franco se paró atrás mío, me agarro de la cintura y me dio un beso en el cachete. Me pregunto si me pasaba algo y le dije que no, así que seguimos jugando.

Traté de estar lo más lejos de él que podía para que no se notara mi humor. Pero pese a mis esfuerzos de aparentar normalidad cuando estaba hablando con Sol vino y me pidió
que vallamos afuera.
Me agarró de la mano y caminé siguiendo sus pasos, y una vez que estábamos afuera se dio vuelta para mirarme de frente.

- Bueno ya estamos solos.. me vas a decir que te pasa? –dijo acariciándome la cara-
- Nada –dije y me fui a sentar en unos de esos bancos como los que están en las plazas-

Me miró y se rió.

- A ver… si cambio la pregunta, que te pasa… conmigo?
- …nada
–dije mirando para otro lado-
- Entonces son ideas mías y no estas reacia conmigo
- Para nada
- Veni –dijo extendiendo la mano para que me pusiera de pie- …entonces podemos estar bien? – me acercó más a él-
- Que yo no esté “todo” el tiempo pendiente de vos no significa que estemos mal.. dijimos espacio, te acordás?
- …no puedo estar mucho tiempo lejos de vos, te necesito cerca
- mmm, cuanto de cerca?
- Ni te imaginas cuanto…
-dijo y me besó-

Por momentos pienso en esas pequeñas palabras que me dice de vez en cuando, que sabe cuando decirlas… y pienso si son verdad, si las siente o si solo es la forma que encuentra para aplazar todo.
Lo que sé es que no tenía ganas de discutir, que no era ni el lugar ni el momento estando los chicos a unos metros nuestro y que por más que sus brazos sean calentitos y me hagan sentir bien,
no logran hacerme olvidar.

jueves, 22 de octubre de 2009

Contraproducente

Ayer a la tarde fuimos con Cande para lo de Lucio, donde estaban el dueño de casa y Franco.
Pero para mi sorpresa (o no) Franco salió a contestar un llamado al balcón y a los diez minutos se fue.
Supongo que tendría que estar acostumbrada a este tipo de cosas, son totalmente normales, pero no pude evitar pensar que esta vez esa persona que lo llamó pudo haber sido ella.

No me gusta sentir esa incertidumbre que me invadió ayer. Y menos que menos me gusta sentir que estoy rompiendo el pacto que hice conmigo misma.

Me quedé un rato y después me fui a casa. Probablemente no fue una decisión inteligente por mi parte ya que era fijo que mi cabeza iba a empezar a dar vueltas en el momento en que cruzara la puerta, pero quería hacerlo.
Sé que yo acepte este juego y que tengo que atenerme a las consecuencias, pero anoche me costó mantenerme en esa línea y se me cruzaron otras cosas.
No sé que pensar… no sé si pensar.
Me niego rotundamente a buscar en mi interior respuestas que no quiero encontrar. Me da pavor pensar que otra vez y como siempre la situación me termina superando y que la única que termina mal soy yo.

Pensé que mis ideas estaban claras y en orden, pero desde la estúpida frase que muy chistosamente (o no, no logré interpretarla) hizo la otra tarde no paré de sentir esa pesadez en el pecho. Esas ganas de decir cosas que tengo acumuladas desde hace mucho tiempo pero que había estado ignorando.
Pero además de que no quiero decirlas, pienso que no van a modificar nada…
Además pienso que es mi culpa, que nunca supe poner un freno a todo esto, que fui débil y que fomente su falta de compromiso junto con la mía.

Estoy demasiado pensativa en estos días y sus actitudes son contraproducentes…
En un rato salimos, como todos los jueves y lo voy a ver.
Pero esta vez sin ganas.

martes, 20 de octubre de 2009

Eso nunca

Cuando estábamos en la secundaria siempre nos juntábamos para estudiar Franco, Lucio, Cande y yo.
Siempre que se trataba de alguna materia con mucha teoría éramos nosotras las que nos poníamos a resumir todo, mientras que ellos se encargaban de la práctica o simplemente se ponían a jugar a las cartas, que era lo más recurrente.
Obviamente nos llevábamos tan bien como ahora y siempre juntarnos a estudiar resultaba divertido más que un fastidio como para la mayoría.

En esa época Franco y yo estábamos juntos… estábamos muy bien, y no pude dejar de pensar en eso cuando este sábado lo ayudé a estudiar para un parcial después de acompañarlo a comprar su regalo para su madre.

Era muy extraño vernos ahí, en esa misma situación que años atrás… pero fue lindo.
Estuvimos toda la tarde entre apuntes y libros y nos tomamos como dos jarras de café.
Por momentos Franco apoyaba su cabeza en mi falda mientras yo leía en vos alta lo que íbamos terminando y después él decía lo que le iba quedando.

En un momento estábamos escribiendo cuando me tilde mirándolo. No se en que pensaba, en realidad no pensaba en nada, solo lo miraba.
Pero una sola frase pinchó mi burbuja y me hizo saltar a la defensiva…

- Te dije que no te enamores de mi… -dijo serio y provocó que mis ojos reenfocaran la situación-

- Eso nunca… -me sonreí y él sonrió conmigo-

Dos segundos después estábamos besándonos y cinco minutos más tarde en la habitación.


Estuvimos juntos hasta el domingo a la mañana cuando me fui a mi casa y él se fue a la casa de sus padres para festejar el día de la madre.

Después de la frase feliz no volvimos a tocar el tema… lo cual creo que es lo mejor.

jueves, 15 de octubre de 2009

Fin de semana (II): segunda noche

Llegué a la habitación y me recosté en la cama abrazada a la almohada.
Me quedé pensando en lo que acababa de pasar y tenía ganas de ir a su habitación y decirle que lo necesitaba a mi lado… pero no lo hice.
No sé bien en que momento, entre los pensamientos que iban y venían, me quedé dormida…

Parecía que no habían pasado ni dos horas cuando tuve una sensación de que la cama se movía.
No quise abrir los ojos… me negaba rotundamente a enfrentar este nuevo día cuando de repente siento un leve cosquilleo en la punta de mi nariz.
Confundida entre la pereza matinal y mi negación, decidí abrir lentamente los ojos… y ahí estaba él, mirándome desde el lado derecho de la cama y solo nos separaba una almohada.

- Seguís con la costumbre de dormir abrazada a la almohada…
- Ajam…
- También seguís hamacándote para dormir? –no fue algo que me sorprendió pero no pensé que se acordara-
- No me conoces tanto como pensás –dije y le toqué la nariz-
- Eso es subjetivo, depende quien lo mire –dijo y me corrió el pelo de la cara-
- …

Sacó la almohada que nos separaba y se acercó más a mí. Me acarició un rato la cara y después me agarró de la cintura para acercarme más y nos besamos.

- Mmm –dijo separando su cara de la mía-
- Qué? –dije impaciente-
- Estos besos matutinos no se parecen en nada a los que recordaba…
- …
-me aleje confundida y el me sostuvo del cuello-
- Son mejores…
- … –me reí pero el cortó mi sonrisa con otro beso-

Al rato me dijo que mejor nos levantábamos, que el día recién empezaba.
Proteste y le dije que era muy temprano… pero al final terminé haciéndolo.
Me hizo bajar así como estaba, porque “según él si voy al baño me voy a querer cambiar y voy a tardar sin sentido”.

Me llevo al patio de invierno donde había preparado el desayuno.
Café, tostadas (de ambos lados) con mermelada de manteca y medialunas de manteca.
Estuvimos ahí más de una hora y después me pidió que me fuera a cambiar y acotó algo así como “Puedo ayudar a desvestirte…” mientas subía las escaleras. Comentario que me causó mucha gracia.
Cuando terminé de cambiarme bajé y estaba poniendo un bolso en el auto. Me había pedido que me pusiera algo “muy cómodo” y en ese momento me di cuenta a que se debía.
Íbamos a jugar al tenis.

Yo no quería jugar, no jugaba desde hacía mucho tiempo pero llegamos al Náutico y no pude negarme.
Nos divertimos mucho y hasta en un momento me fui a recorrer el lugar ya que hacia rato no estaba ahí.
De ahí nos fuimos a comer y volvimos a la quinta a eso de las cinco de la tarde cuando nos dimos cuenta de que el clima pronto iba a hacer de las suyas.

A eso de las siete ya estábamos exhaustos, despiertos desde temprano, estuvimos todo el día dando vueltas y jugamos con Camel el resto del tiempo antes de que comenzara a llover, por lo cual tenía ganas de refrescarme y ponerme ropa limpia.
Franco dijo que se hacia cargo de la comida y que no fuera para la cocina cuando bajara ya que me quería dar una sorpresa.

Me tomé mi tiempo para bañarme, relajarme y arreglarme. Me seque el pelo, me pase crema por todo el cuerpo y me puse rimel y apenas brillo labial (no soy de maquillarme en exceso).
Decidí ponerme el conjunto de encaje negro con un vestido del mismo color con unos zapatos… Si señoras/es fui muy bien preparada, me gusta estar prevenida.
No sabía cómo se iban a dar las cosas, pero si de algo estaba segura era de que esa noche no iba a ser como la anterior y de que no iba a dejar que nada la arruinara… no esa vez.

La verdad no tengo muy claro que hora era cuando bajé, pero que llovía… llovía y bastante.
Bajé las escaleras y me dirigí al living donde estaba Franco esperándome ya bañado y perfumado… como siempre.
Sirvió vino en dos copas y brindamos.
Cuando estaba tomando de mi copa él apoyo la suya en la mesita, agarró la mía y se acerco para besarme. Minutos después se alejó de mí y dijo que iba a buscar algo de música.
Le dije: “Voy yo a buscar en mi bolso, yo traje…”, subí y me puse a buscar en el bolso.
No lo encontraba por ningún lado así que me fije también en la cartera. En ese momento entra a la habitación Franco:

- Acá están… los encontré –dije agitando los cd’s-

Iba caminando hacia la puerta y me agarró desprevenida cuando me besó…
Deje caer los cd’s al piso.
Mientras que nos besábamos y sus manos recorrían mi espalda, me llevó caminando para atrás hasta la cama donde me acostó.
Empecé a desabrocharle la camisa pero él agarró mis manos, las puso sobre mi cabeza y volvió a besarme hasta que llegó al cuello.
Me derriten los besos en el cuello, él lo sabe y se aprovecha de mi debilidad.
Mi respiración estaba alcanzando límites que ni pensé y su mano derecha iba subiendo por mi pierna… hasta que terminamos lo que habíamos empezado la noche anterior en el patio pero que yo no había sido capas de terminar.

Nos quedamos un largo rato acostados, no paramos de besarnos por dos horas mínimo, solo tomábamos milímetros de distancia para tomar aire.
Trajo el postre a la cama; helado de chocolate y limón con frutillas. Trajo una sola cuchara por lo que me dio el helado en la boca y me besó por cada cucharada.

- Me gusta mucho el gusto del chocolate en tu boca –dijo con risa pícara-
- Y a mi me gusta el gusto de tus labios… -dije y lo besé-

Sacó el pote de helado y las frutillas de la cama y salto a hacerme cosquillas.
Después de un rato nos quedamos en silencio y Franco me daba besos en el cuello y me tenia entre sus brazos.
Llegó un momento en que me estaba quedando dormida y estire el brazo para agarrar un almohadón como hago todas las noches.
Cuando lo voy a poner adelante mío para abrasarlo como si fuera una nena con su oso de peluche,
siento la mano de Franco que me lo saca de atrás.
Abro los ojos y doy vuelta la cabeza…

- Hoy yo te abrazo a vos… -me dijo en el oído-

Me besó, me abrazó y nos dormimos los dos haciendo cucharita.

(…)

El resto del fin de semana, (domingo y lunes) lo pasamos igual o mejor que el mismo sábado.
Definámoslos en desayunos en la cama, riquísimos almuerzos, tardes muy divertidas (en las que incluimos a Camel), sin cenas pero con muchísimo postre.

Llegamos a capital el lunes a eso de las siete de la tarde y estuvimos juntos unas cinco horas más.
Supongo que puedo decir que si bien el fin de semana no empezó como yo esperaba, terminó mucho mejor.
Por una lado no hago otra cosa que buscar significado y respuestas a lo que pasó; pero por otro lado quiero dejar pasar el tiempo y disfrutar de esto lo más que sea posible.
Hasta que llegue el momento de poner las cartas sobre la mesa.
Momento que no sé si llegará, y para el cual no creo estar preparada.

lunes, 12 de octubre de 2009

Fin de semana: Todavía no habíamos llegado a las 24 hs

La mañana del viernes fue más tranquila de lo que esperaba… por lo cual me felicite a mi misma.
Me desperté como un relojito a las ocho y me pregunté que hacia despierta a esa hora si no tenia que ir ni a lo de Ana ni a trabajar, pero igualmente decidí levantarme y darme una ducha.
Mientras me bañaba no podía dejar de pensar en él. No nerviosa, pero si con expectativas.
Terminé de cambiarme y fui a comprar algo para acompañar nuestro desayuno (cuando digo nuestro me refiero a Cande y a mi).
Cuando volví Cande ya estaba despierta y preparando café.
Desayunamos y después me fui a encontrarme con mi papá para dejarle los folletos de los lugares que vi hasta ahora para la fiesta.

Antes de ir a casa pasé por la lencería… Necesitaba estar preparada para “cualquier ocasión que se pudiera presentar”, así que me compre un conjunto de encaje negro y otro azul noche (no podía decidir así que me lleve los dos).
Casi a las dos de la tarde volví a casa y después de cerciorarme de que todo estuviera en su lugar me fui a bañar.
Me puse unos jeans, una camisola blanca con rayitas celestes y unas chatitas azules haciendo juego con la cartera. Me seque el pelo, me arregle el flequillo y lo deje suelto.
Faltaban 20 minutos para que el reloj marcara las tres y me senté en el sillón a mirar la tele.
¿Qué más podía hacer?

15:13 suena mi celular…
Jamás toca el timbre y esta no iba a ser la excepción.

Agarré el bolso, mi cartera, me puse mis Ray-Ban y bajé.
Cuando abro la puerta del edificio lo veo que esta apoyado en el capó del auto mordiendo la pata de las gafas que le regalé años atrás y sonriendo… Yo no pude evitar sonreír.
Nos besamos, guardó el bolso en el baúl y nos subimos al auto para comenzar el viaje hacia nuestro fin de semana.

Durante todo el viaje su mano derecha estuvo sobre mi pierna, mi cuello o mi mano.
Nos besamos, nos reímos, hablamos y hubo silencios que no necesitaron llenarse.

Faltando unos 45 minutos para llegar a destino cuando estábamos hablando y Franco quiso llamar a Lucio para sacarse una duda.
Llamaba y llamaba pero no atendía... Seguimos charlando sobre lo mismo y minutos después suena el celular y como estábamos pasando por un peaje me de dice: “Atende que seguro es Lucio”…
Agarro el celular y veo que dice… Julia llamando
Se me borró la sonrisa que tenía minutos atrás.

Me quedé tildada por una milésima de segundo hasta que reaccioné y le pasé el celular sin decir palabra.
Lo agarró, lo miró y después me miró a mi, que me puse a mirar por la ventanilla.

Habló tranquilo.. le dijo que en ese momento no podía hablar y que la llamaba después.
Luego de eso no hablamos por unos minutos, yo no tenía nada que decir y él simplemente no habló.
Al rato empezamos a hablamos de tonterías que ni siquiera me acuerdo, y contando otro rato finalmente llegamos.
Nos bajamos del auto y entramos a la casa. Me agarró de la cintura, me besó y me preguntó si estaba contenta de estar ahí. Le dije que si, tratando de que sonara lo más convincente posible.

Nos organizamos, uno en cada habitación... Cosa que probablemente no hubiera pasado si no hubiera existido ese oportuno llamado (pienso yo).
Fui a la habitación a acomodarme, me lavé la cara y las manos pensando que tenia que levantar mi humor antes de que la cosa se pusiera peor.
Después de todo era algo que yo ya tenía claro y debería tener asumido, así que me até el pelo y fui hacia la cocina.
Tomamos café y nos fijamos que teníamos para cocinar a la noche.
Trate de no pensar en el llamado. Y de hecho nos divertimos bastante hasta la hora de la cena...

A eso de las diez de la noche preparamos todo para comer.
Puso música mientras que yo servia el pollo con las papas y nos sentamos a la mesa.
Estábamos muy tranquilos y agarrados de la mano cuando de repente empezó a sonar mi celular.
No paraba de sonar así que fui a buscarlo y tenía dos llamadas perdidas de Lucio, así que lo llamé.
Mientras llamaba, veo que Franco se levanta de la mesa y se va afuera.
Termino de hablar y lo voy a buscar.

- Ei… vamos adentro? –estaba mirando hacia la pileta, cruzado de brazos con un pucho en la mano-
-
- Franco, te estoy hablado…

-se dio vuelta de golpe- Tan importante era el llamado para que fueras a atender? –dijo de manera sarcástica-
- Y a que viene todo esto? –dije confundida-
- A que vos cortas nuestra cena por un llamado
- A ver si entiendo.. vos podes hablar por teléfono y yo no? –dije ya un poco enojada-
- No tiene nada que ver..
- A no tiene nada que ver?

- No.
- Porque no te vas a cagar Franco…
-me di media vuelta y me fui adentro-

Me puse a juntar la mesa, lavé los platos y limpie la cocina. Cuando terminé me fui a la habitación y vi que la puerta del suyo estaba cerrada… Supuse que estaba ahí.

Estaba furiosa porque no podía creer que habíamos discutido, porque no podemos tener una charla sin terminar mal. Y no hacía ni 24 hs que estábamos juntos.
Me puse mi pijama, me tapé con el acolchado y apoye la cabeza en la almohada.

Dormité de a ratos pero no me podía conciliar el sueño. Daba vueltas de acá para allá así que me levante y fui abajo por un vaso de agua.
Miré un rato por la ventana que da al patio, es de esas que son hasta el piso con vidrios repartidos, y se me acerca Camel, un labrador negro pelo corto que es adorable, para pedirme que lo saque afuera.

En el patio hay una pileta enorme con reposeras alrededor y esta todo muy iluminado.
Camel hizo sus necesidades y después se acostó al costado de la pileta así que me senté al lado de él con las piernas cruzadas en forma de indio.

Después de un rato de estar viendo como Camel dormía escucho ruido que provenía de adentro así que me di vuelta y veo a Franco apoyado en la ventana con un pantalón azul y una remara blanca.
Vino y se sentó a mi lado… no me hablaba, solo estaba ahí.

- No vas a decir nada? –dije sin mirarlo-
- No sé si tengo algo para decir…
-
- Vos necesitas que hablemos?
- Porqué siempre parece que soy yo la única que necesita hablar las cosas? A vos no te dan
ganas de hablar?
- Me parece que estamos mejor sin hablar de determinadas cosas. Cada vez que hablamos terminamos discutiendo, y no quiero.

- … -asentí con la cabeza y me puse a acariciarle la cabeza al perro-
- No es lo que vos pensás… sobre Julia –tardo en pronunciar su nombre y yo me di vuelta para mirarlo- Me di cuenta que desde que me llamó cambiaste, te pusiste más fría.
- Y que queres que haga? Ya sé que todo esto es un juego pero no sé que te pasa a vos con ella, que tenes con ella, y…
-no me dejó terminar y me puso su dedo sobre mi boca-
- No tiene nada, pero nada que ver con nosotros. Vos para mi sos… -tragó saliva y no terminó de decirlo-
- Para vos soy…?

No me contestó pero me besó. Beso que se nos estaba yendo de las manos y yo ya estaba acostada en el piso con él arriba mío. No parábamos de besarnos ni podíamos despegar las manos del cuerpo del otro… Hasta que se me cruzó por la cabeza Julia y todo empezó a desvanecerse.
Deje de besarlo, lo alejé de a poco de mí y le dije que era mejor que nos fuéramos a dormir.
Franco se puso de pie y me ayudó a levantarme.
Entramos con Camel atrás nuestro y cuando estaba por empezar a subir las escaleras me tomó de la mano para darme vuelta y me agarró del cuello para mirarme a los ojos.
Fue solo eso, una mirada, pero marcó el momento en que dos cobardes no tuvieron los huevos bien puestos para decirse lo que se tenían que decir.

- Que descanses –me dijo muy despacito, me dio un tierno beso de buenas noches y me dejó subir.

(…)

PS.: Sé que no esta bueno cortar las cosas en la mitad pero lo hago porque sino no termino más y se va a hacer un choclo. Prometo seguir pronto.

jueves, 8 de octubre de 2009

Si no se arriesga, no se gana

Evidentemente voy a tener que hacer una especie de resumen de mi semana ya que no estuve con mucho tiempo…

El lunes fue de locos… tuve miles de cosas para hacer y creo que si los días tuvieran 48 hs tampoco hubieran sido suficientes.
Ya de por sí a la noche dormí mal y no hice más que dar vueltas y tomar té… supuestamente el té te ayuda a relajarte pero en mi no surte resultado así que a las 5 am me prepare café, (soy de esas personas que toman café a cualquier hora del día/noche sin importar nada… por más que no pueda dormirme).
A las 10 am tenía turno con Ana, mi psicóloga, (normalmente voy los días viernes pero mañana ella tiene que hacer unos trámites y me cambió el día)… Para sintetizar simplemente digamos que llegue tarde.
Cuando salgo de terapia veo que tengo un mensaje de texto de Sol preguntándome por el regalo.. Me dije a mi misma.. “esta se volvió loca, de que regalo habla?”. Resulta que si.. yo era la encargada de comprar el regalo para una amiga en común, y me había olvidado.
Así que iba a tener que salir corriendo para comprar algo.
A las 13:30 pm mi papá me llama para almorzar con él.. y resulta que lo que me almuerzo es que tengo que preparar una fiesta sorpresa para Nora, la esposa de mi padre, que cumple años en un par de semanas.
Luego de esto trabajé hasta las 8pm y gracias a Dios hice a tiempo para ir a casa a dejar unas carpetas y bañarme antes de ir para el cumple de Juana (la amiga de la que me olvide de comprarle el regalo).

El martes; resumámoslo en la relajante ducha que me di cuando llegue después de estar doce horas fuera de casa. Verdaderamente maravillosa, la necesitaba.
A eso de las 11 pm me llega un mensaje de texto:

“Sigo esperando tu respuesta…”
De: Franco

Ups… con todo lo que había estado haciendo en esos días era como que una parte de un hemisferio de mi cerebro había estado bloqueado y obvió ese pequeño detalle.
Quedamos en juntarnos al otro día a la tarde a tomar un café e íbamos a charlar.

El miércoles (ayer), a la mañana empecé a ver lugares y demás cosas para la fiesta para Nora, y es solo el comienzo. Después me fui a trabajar y salí a las 5 pm para encontrarme con Franco.
Hablamos un poco de todo, de cómo iba nuestra semana.. el trabajo, etc. y me dijo que estuvo esperando para llamarme porque quería darme tiempo para pensar sobre lo del fin de semana… “que no me quería presionar” (pero de una u otra forma lo estaba haciendo).
La verdad es que no tubo que pedirme nada, yo ya había tomado mi decisión fuera o no la correcta… y le dije que si.

Hoy fui al trabajo desde la mañana para adelantar algunos asuntos. Almorcé con Cande y a la tarde fui a ver los catering para la fiesta.
Hace un rato preparé un bolso con un poco de ropa ya que mañana a las cuatro de la tarde Franco pasa a buscarme para ir a la quinta…

Quizás no sea lo “correcto”, pero necesito estar con él y ver que me pasa… que siento, y sobre todo necesito saber si puedo aguantarme una "relación" así.

Deséenme éxitos…

A la vuelta les cuento.

domingo, 4 de octubre de 2009

Me tomó por sorpresa

Tanto el jueves como anoche (sábado) salimos todos juntos.
Al final, el jueves no nos quedamos en la casa de Sol y fuimos a un bar a tomar algo y comer unas pizzas.
La noche fue tranquila; podemos decir que la relación de Cande y Lucio prácticamente es oficial y la verdad me pone contenta.
Gabriel, Nico y Sol también estuvieron pero se fueron temprano.
Franco y yo… bueno, nos besamos y seguimos con nuestro “juego” cuando estábamos solos. Lo cual me pareció lo mejor.
Estuvimos un rato más juntos cuando se fueron los últimos en irse que fueron Candelaria y Lucio.
Tomamos algo más y después cada quien se fue a su casa.

El viernes trabajé desde tempranas horas de la mañana y a la noche fui a cenar a la casa de mi papá ya que hacía rato que no lo hacíamos.

Anoche también salimos a tomar algo e increíblemente nos encontramos con Adrián (primo de Cande).
Como siempre pasamos un buen rato. Adrián es de esas personas con la que nunca la podes pasar mal, es divertido, y a la vez se puede hablar perfectamente con él.
El que no la paso tan bien fue Franco...
No se llevan muy bien, hay como una enemistad entre ellos, obviamente provocada por Franco, sabe Dios por qué, a quien no se le ocurre mejor idea que cada vez que lo ve hace algún tipo de comentario desubicado para molestarlo. Pero Adrián no se prende en el jueguito infantil y siempre le contesta con la mejor.

En determinado momento, Cande y yo nos levantamos de la mesa, nos fuimos a pedir un trago a la barra y nos quedamos ahí charlando.
Un rato después veo a Franco que sale a la calle y decido seguirlo.

- Ei –dije ya que estaba de espaldas-
- Ei… -se dio vuelta y se saco el celular de la oreja-
- Uy, perdona no sabia que estabas hablando…
- No… no es nada. Ya terminé.

-En ese momento me dio un escalofrío y él se acerco a mí y me rodeó con sus brazos-
- ¿Mejor? –dijo y me apretó más fuerte-
- Ajam… -estaba muy quieta entre sus brazos-
- No sabes las ganas que tengo de darte un beso justo en este momento… -y fui yo la que no lo dudó y me acerqué esos dos centímetros que separaban nuestras bocas y lo besé-

No sé si fueron dos segundos, dos minutos o dos horas pero para mi fueron eternos.

-Nos separamos cuando nuestros labios lograron desimantarse y me dijo algo que me tomó por sorpresa-

- Vos sabes que estuve pensando y creo que estaría bueno que pasemos tiempo juntos
- …mmm, pasamos tiempo juntos –dije sonriendo-
- Me refiero a tiempo juntos… “solos” –dijo arqueando las cejas-
- Veo…
- Mis papas no van a pasar el fin de semana largo en la quinta y se me ocurrió que podríamos ir nosotros…

En ese momento casi se me puso la mente en blanco. La idea de pasar un fin de semana juntos es algo que no tenía en mente y me descolocó un poco. Pero logre controlarme.

No le dí una respuesta concreta, le dije que tenía que ver como hago para organizarme y que en la semana le contesto… pero la verdad es que no sé que hacer.
Tengo miedo… no de lo que pueda llegar a pasar en sí, sino de lo que puedo llegar a sentir que fue básicamente por lo que inconcientemente estuve evitando las salidas “solos”.

¿Es una estupidez por mi parte tener miedo?, ¿Esto no complicaría más las cosas?... ¿Ustedes que piensan?

P.S.: Para contestar la incertidumbre de muchas que comentaron el post anterior.. no tengo ni la menor idea de lo que pasa con Julia. Lo único que supe fue que hace como dos meses (aproximadamente) fue su cumpleaños y Franco fue con Lucio; y eso me lo enteraré por Candelaria.
Pero.. ¿Qué es de su vida ahora?, ¿La sigue viendo?, etcs… no lo sé.
Y creo que muy en el fondo tengo una vocecita que me susurra las misma preguntas que ustedes me hacen a mí, cada vez que estoy con él.

jueves, 1 de octubre de 2009

No sé donde estamos ni sé donde vamos

Por suerte fue una semana bastante tranquila y puedo decir que aunque sea por unos días mi cabeza no esta dando vueltas como una calesita.

El lunes a la noche Candelaria volvió de Villa y nos quedamos charlando como hasta las 4 de la madrugada. Hablamos de cómo estuvo todo por allá, y obviamente de cómo estuvo todo por acá y lo que me dijo fue: Si a ustedes les hace bien y sobre todo “si vos estas bien”, yo estoy contenta. Pero cuidate. Yo simplemente contesté que iba a tratar. Tampoco puedo prometer demasiado tratándose de este tema.

El martes paso desapercibido: Casa-Trabajo-Casa-Cama

Ayer (miércoles) casi llegando al mediodía Franco me llamó para invitarme a almorzar. Le dije que no podía, que estaba tapada de trabajo y que recién salía a las tres de la tarde, pero me dijo que había problema, que todavía no tenía hambre y que pasaba por mi a esa hora. Le dije que no que mejor nos encontrábamos y media en el lugar donde íbamos a comer.
Puntual, increíblemente, estaba ahí cuando llegue. Se puso de pie cuando yo me iba acercando y nos saludamos con un tierno beso en la boca.
Estuvimos como una hora y media y al principio fue un poquito tensa la situación pero enseguida nos amoldamos. Cuando salimos del restaurant se suponía que íbamos a caminar pero terminamos besándonos en su auto.
Tipo seis de la tarde volví a casa porque le había prometido a Cande acompañarla a comprarse ropa, lo cual sabia que iba a ser una ardua tarea debido a que se recorre todos los locales habidos y por haber y a muchas veces no hay nada que le guste.
La cosa fue que llegamos a eso de las diez de la noche y comimos unos panchos mirando la tele. Más tarde me bañé y me fui a mi cama a leer. Y en medio de mi lectura me llega un mensaje de texto:

“Extrañaba ver tu sonrisa, que descanses.”
De: Franco

Fue extraño leer ese mensaje… pero me gustó. Y también me gustó que nos divirtiéramos como en los viejos tiempos, fue como pensar que estaba todo bien pero la realidad es muy diferente.

Hoy es jueves, y como todo jueves a la noche nos juntamos en lo de Sol; lo cual significa verlo.

¿Será que de si lo veo más seguido voy a lograr inmunizarme?

lunes, 28 de septiembre de 2009

¿Parte del juego?(II): ¿con sentimientos?

Después de que pasaran todas esas preguntas por mi cabeza tomé una bocanada de aire y abrí la puerta del dormitorio.
Cuando llegué al living había acomodado todo sobre la mesita ratona y estaba sentado sobre unos almohadones en el piso. Por un momento me quedé tildada mirándolo y volví a repasar todas esas preguntas que me había hecho minutos atrás. Y un segundo después fui y me senté en frente de él, donde estaba preparado mi plato y mi copa de vino.
Nos quedamos mirándonos uno al otro por unos segundos y después empezamos a comer.
Charlamos mientras cenamos y seguimos haciéndolo cuando se acabó la comida del plato. Me hizo muchas preguntas… sobre el viaje, sobre como la pase, que hice y que deje de hacer. Si no me dieron ganas de volver antes, si conocí a alguien, si extrañé… si lo extrañé a él. Muchas de las cuales no respondí.
Sabía que mis no respuestas generaban un silencio ensordecedor pero no podía contestar. Y si decía lo que realmente pasó era ponerme en una posición de vulnerabilidad que no me agradaba.
Después de un rato fuimos llevando las cosas a la cocina para ir despejando el living porque había traído una peli para que veamos.
Nos trajimos el pote de helado (cosa que siempre hicimos, nada de servir en compotera ni nada) de chocolate y limón junto con las frutillas, pusimos play a la peli y nos sentamos uno al lado del otro en el sillón.
Yo tenía el pote de helado en la falta y él cruzo uno de sus brazos por mi espalda.
Así, tratando de concentrarme en que estaba por comenzar la peli y comiendo el helado, me agarró la mano y empezó a marcar con su dedo índice las líneas de la palma de mi mano.
Después de unos minutos di vuelta mi cabeza para poder mirarlo de frente y decirle:

- Si no desocupamos nuestras manos se nos va a derretir el helado…
- ¿Importa mucho que se derrita? –dijo y fue acercando su cara a la mía hasta que quedaron solo unos centímetros-
- ¿A vos te importa? –dije con tono desafiante-
- No estaría acá si no me importara
- …mmm veo, ¿y que tanto te importa?

- A ver si esto responde tu pregunta… -en el momento en que terminó de decirlo me besó-
Fue como un beso de reconocimiento, fue lento, quizás demasiado. Un beso que probablemente ninguno de los dos quería terminar; pero lo hice.
Separé mi cabeza de él y busqué su mirada. Quería encontrar algo en ella, saber que sentía. Si el tenía las mismas dudas que yo.
Pero de repente su voz cortó mi línea de pensamiento.

- ¿Qué pasa?
- …Nada –dije y agarré el pote de helado que seguía en mi falda y lo apoye en la mesa ratona-
- Decime…
- Ya te dije, nada…
-Me agarró la mano y volvió a acariciarla- Estas distante…
- No estoy distante
–dije a la defensiva-
- ¿A no?.. ¿y entonces? –me dijo y en su mirada había impaciencia-
- Bueno… puede ser –hice fuerza para pararme pero él me agarró y me obligó a permanecer sentada-
- … -no dijo nada, lo miré a los ojos y enarcó las cejas, entonces empecé a hablar-
- ¿Qué es esto?... ¿por qué estas acá?
- Estoy acá porque tenía ganas de estar con vos, y… ¿a que te refería con esto?

- Vos no haces estas cosas… o por lo menos hacia mucho tiempo que no las hacías.
- Y lo que te molesta es…

- Nada, no me hagas caso –por una milésima de segundo pensé en decirle que tengo miedo, que tengo miedo que nuestra “relación” sea solo algo que tenemos cuando tenemos ganas. Pero no lo hice-
- A ver… -dijo y se acomodo como para explicar algo- Emiliana nosotros sabemos como somos, lo que tenemos… lo que nos pasa…
- ¿Y que nos pasa?, digo… porque no me queda muy claro.
- Vos sabes lo que nos pasa… no hace falta que lo digamos. Nunca lo hicimos.


No contesté a esa afirmación. No tenía las fuerzas. Y en cierta forma él tenía razón, nosotros nunca nos dijimos lo que sentíamos. Y cuando digo nosotros enfatizo en que yo no logro aceptar ni reconocer que tengo sentimientos hacia Franco.
O mejor dicho, no le pongo las letras que tendría que tener.

Pero la noche no terminó ahí. Miramos las película uno al lado del otro. Nos besamos varias veces más, y cuando no lo hacíamos me agarraba la mano o me acariciaba la cara. En un momento sentí la necesidad de tenerlo cerca y me recline sobre su pecho.
Estuvimos así en el sillón entre abrazos, besos, caricias, besos, y más besos como hasta la cinco de la madrugada cuando en un momento se me cerraban los ojos y él decidió irse.
Nos despedimos con un largo beso. Apasionado. Por momentos no podíamos despegarnos. No quería que se fuera. Lo quería ahí conmigo, que me abrasara y no pensar en nada.
Pero nos despegamos, y cuando se fue quede con la cabeza apoyada en la puerta y con la sensación de que se me había ido la oportunidad de terminar con ese estúpido juego, pero con el gusto exquisito de sus labios sobre los míos.