Durante el día no recibí ninguna noticia, pero estaba segura de que Ian iba a estar ahí a las 21 hs como dijo la noche anterior.
Lo tomé con calma, con demasiada calma.
Estaba sola en casa así que me bañé cerca de las ocho y me quedé en bata hasta eso de las 20:40.
Fui a mi cuarto, y me puse un jean y una remera de modal gris liso. Me maquillé con una sombra marrón y me puse un poco de brillo en los labios.
20:47 “Espero que tu respuesta sea un sí porque te estoy esperando… bajás?”De: Ian
Le contesté el mensaje, me puse unos zapatos azules haciendo juego con la cartera y baje.
Visualicé el auto en el mismo lugar que la noche anterior y a él parado en la vereda con jeans, mocasines color crudo y una camisa cuadrillé azul y beige.
Fuimos a un restaurant en Puerto Madero. Un lugar con un ambiente tranquilo, hasta romántico, con velas y luces estratégicamente ubicadas.
Me sorprendió que tuviera una reserva, y eso definitivamente confirmaba mi teoría de que no solo tiene una buena respuesta para todo sino que es de esos hombres que no aceptan un no como respuesta.
Fuimos a la mesa y sostuvo mi silla para que me sentara.
- Como estabas tan seguro de que iba a decir que si?... digo, estar en la puerta de mi casa, la reserva… -dije mientras él se sentaba-
- No sos predecible como para poder adivinar que ibas a hacer, pero tenía que arriesgarme.Ordenamos para comer y seguimos conversando.
Me contó que a los 20 decidió irse a vivir solo y que cuando su hermana cumplió 21 la ayudo a que ella se fuera a vivir sola.
Me dijo que había pocas cosas que le dolieron en la vida pero que las superó… “si se quiere se supera”-dijo y por un momento no pude evitar pensar en Franco.
Que su sueño desde chico fue volar y que lo que sintió la primera vez que lo hizo es indescriptible.
De eso, y de miles de cosas.
Fue tan agradable estar ahí, escuchando… escuchándolo.
Pero como no podía ser de otra manera llego mi turno. Si bien no me gusta hablar de mí, me resultó cómodo y le conté un poco de lo que es mi vida.
Sobre como fue que así como decidí ingresar a estudiar derecho, al año decidí dejarlo. Que mis pasiones de toda la vida fueron la fotografía y la pintura, acompañadas de la música.
Que me gusta demasiado ser independiente y todo lo que eso conlleva.
Que me cuesta horrores pedir ayuda, y que no lo hago. Que soy desconfiada pero no paranoica.
Que tengo amigos desde hace mucho tiempo y que son muy importantes para mí.
Y que sobretodo me cuesta reconocer las “pocas” cosas que me dolieron en mi vida y que no hablo de ello.
- Me parece que dije muchas cosas -dije cuando termine de hablar-
- Vos sabes que te veo así, así como inmanejable, dura, fuerte más que nada… Y también me imagino que no te gusta que se te escape nada.- Se nota? –dije pícara-
- Bastante, si. Pero no me asustas eh… al contrario.Por momentos no sabía que contestarle, y me quedaba callada hasta que sacaba otra pregunta.
Fue así durante la cena pero no cuando fuimos a caminar alrededor del dique.
Estuvimos callados… solo había miradas, “ese” tipo de miradas. Y por más que quise evitarlas no puede porque la atracción era más fuerte.
De repente dejamos de caminar y nos quedamos frente a frente mirándonos a los ojos.
Me acerqué un poco más a él y deje que el hiciera el resto.
Estuvimos así, cerca por unos segundos que para mí fueron eternos. Me agarró del cuello con una mano y con la otra me acariciaba el brazo, mientras que nuestras narices estaban totalmente unidas.
Nuestras respiraciones se estaban mezclando cuando me acercó unos milímetros más a él, movió su cara para respirar el olor de mi piel desde mi oreja hasta la comisura del labio y me beso.
Me encantó. Fue tierno pero el deseo le puso una pizca de urgencia. Y de repente se iba haciendo más profundo y no podíamos despegarnos… ni queríamos.
Después del largo tiempo que duro el/los besos me alejó unos centímetros y me dijo que le fascinaba, para volver a besarme con ese mismo vigor que tanto me gustaba.
Seguimos caminando un rato más y a eso de las dos de la madrugada me llevo a casa.
Se bajó del auto y seguimos con la serie de besos en la vereda del edificio.
Después de unos 30 minutos entré y cuando subí al ascensor todavía lo veía parado al lado de su auto.
….Y lo único que tengo para decir es que me gustó, y
mucho.