Apunto de salir de casa, acomodando las cosas de la
merienda. De repente Fran besándome la nuca.
- Las calzas hacen que se me pacen mil cosas por la cabeza –no fueron esas
exactamente las palabras, pero hagamos de cuenta que si-
- Veo… -dije mientras él empezaba muy concentrado con caricias en mi cintura y
mi panza- Igual no sé si me gusta tanto que solo unas calzas te provoquen eso…
- Las calzas… en vos –dijo susurrando en el oído-
- Jajaja, ahí me gustó más –dije dándome vuelta para besarlo-
- Deja que yo junto todo amor, anda a cambiarte –dijo agarrando las tazas que
yo tenía en la mano-
Me abrigué, agarré mi bolso, le di un beso al chancho y estaba a punto de
saludar a Fran cuando se aleja y me mira con el seño fruncido.
- Vas en calzas? –dijo y yo lo miré sonriendo-
- Son las mismas calzas que hace cinco minutos despertaban todo tus ratones…
- Exactamente por eso lo digo… -dijo con cara de compungido- Pero mejor no digo
nada
- Mejor, estamos en tregua, acordate –dije y le di un beso para ya irme-
- Vos trata de no romperla
Los celos están para repartir y acumular últimamente. Y esta vez le tocaron a unas indefensas calzas.
Que la cuenten como quieran
Hace 8 años