Bella durmiente

Domingo, abro los ojos, 16:26 marcaban los números rojos del reloj.
El chancho dormía tapándose los ojos con las manos y yo como pude me estiré para agarrar mi celular que, por algún extraño motivo, había quedado del otro lado. Ocho llamadas perdida, cinco msj de Franco y uno de papá.
Llame a Fran camino al baño para darme una ducha que intentara despabilarme.

Estaba camino a la casa de sus padres con Nacho y Cata que recién terminaban de comer. Le dije de encontrarnos directamente allá y prometí llevar algo para el mate para remediar mi dormida “matinal”.

Llegue cerca de las seis y me quede charlando con Sara en la cocina mientras agarrábamos las cosas necesarias para comer la torta que había llevado.
Ya hacia un rato que estábamos en el jardín y mi suegro me pregunta si me sentía bien.

- Si, estas un poco apagada –dijo Sara-
- Y que vos estés apagada es muy grave –acotó Nacho-
- Ay perdón, estoy con mucho sueño, como que no termino de despertarme
- Gorda dormiste hasta las cuatro de la tarde y tenes sueño? –me pregunto Fran-
- Juro que si, estoy media abombada de dormir tanto, pero ni bien agarre una cama me duermo otra vez –Fran estaba abrasándome ya que me había levantado a retar a Enko para que no le coma las alegría del hogar con las que tiene un metejón cada vez que las ve-
- Queres que vallamos a casa? –me preguntó y yo me negué enseguida-
- No comiste ni un bocado de la torta, queres otra cosa? –me pregunto Sara-
- No, me moría cuando la compre pero se me fueron las ganas… -no tenía ganas de nada la verdad-

Charlé un rato con Cata mientras llegaba la otra parte de la familia que venía a cenar, pero la verdad es que estaba sin pilas.

- Tenes los ojos hinchados… –me pregunto Fran confundido-
- Debe ser de dormir como una morsa todo el día
- Mmm, segura?
- Si gordo, no doy más, necesito llegar a casa y acostarme a dormir… si queres vos quedate no me molesta
- No, ni loco, me voy con vos

Antes de las 22 hs ya estaba acomodada en la cama con Fran abrazándome. Hoy me desperté once y pico, Fran ya no estaba y me había dejado una notita pegada arriba de mi teléfono, “Buenos días bella durmiente…”. Y sí, parece que últimamente lo soy.