domingo, 29 de noviembre de 2009

Ofrenda de paz?

Eran alrededor de las once de la noche cuando me fui a acostar. Estaba sola, Cande había salido con Lucio que cumplían dos meses, y no tenía ganas de quedarme sentada en el living mirando la tele.
Obviamente no pude dormirme, y creo que en el fondo tampoco quería.

Fueron pasando los minutos y a las 11:56 sonó el portero.
Tardó en subir y un par de minutos después golpeó la puerta.

Cuando le abrí la puerta miró su reloj y después me dijo feliz cumpleaños dándome una bolsa con chocolates, cosa que hace cada año.

Estuvimos un rato en el living, hablábamos poco. Me pidió perdón por la pelea del martes y me dijo que no quería pelear. Le dije que yo tampoco pero no veía como evitarlo.
Al rato se acercó más a mí y terminamos besándonos. Y un rato más tarde, discutiendo, por lo que me fui a mi cuarto cerrando la puerta de un portazo.

Me acosté en mi cama mirando para el techo y poniendo atención a ver si escuchaba alguna señal de que se hubiera ido.
Después de unos minutos en silencio, contrariamente a irse, entró despacito a la habitación y se acostó a mi lado imitando mi posición.

Cruzó su mano derecha y me extendió un chocolate. Según él una “ofrenda de paz”.
Yo tenía un nudo en la garganta, y también notaba que él estaba raro, no como siempre.

- No estamos bien Fran…
- Ya lo sé.


Esas fueron nuestras últimas palabras esa noche, y después nos dormimos. Yo dentro de las sábanas abrazada a una almohada y él arriba del acolchado.

A la mañana, me despertó con el desayuno en la cama y me esperó a que me bañara.
A eso de las 10 am le dije que me tenía que ir. Me dijo que me alcanzaba, pero le dije que no.
Me dijo que almorzáramos juntos, pero le dije que iba a lo de papá.

- Pensé que ahora ibas para allá.. –dijo confundido-
- Voy a lo de Ana y de ahí me voy a lo de papá…


Bajamos juntos y cuando nos saludamos le di un beso en el cachete.
Él me agarró la cara y me besó largo y suave.

(…)

Salí de lo de Ana 11:30 pasadas y de ahí me fui a la casa de papá, donde me encontré a Miranda y Renzo.

Almorzamos todos juntos, Nora, papá, Renzo, Miranda y yo.
Fue algo extraño, hablaban entre ellos pero yo me sentía bastante rara para incluirme en la conversación.

En un momento hable con Franco y me dijo que sentía que me estaba perdiendo, le dije que no sabía que decirle, que hace rato estamos perdidos. Y quedamos que nos veíamos a la noche.

Para colmo, Miranda no tardó en empezar a hacerme preguntas respecto a Franco, cosa que sabía que iba a pasar.
Le dije que somos amigos como siempre y me dijo que estaba bien, que si no quería contarle que no lo hiciera. Pero que me cuidara.

El resto de la tarde la pase con Cande, hasta que llegó la hora de salir a festejar con los chicos.

Fuimos a un bar y traté de estar lo mejor que pude.
Estaba hablando por celular y cuando corto Franco me extiende una cajita.

- No hacia falta –dije agarrando la cajita-
- Te lo mereces….

Lo abrí y era un dije de un trébol de cuatro hojas. Siempre quise uno… y él se acordó.
Quería decirle algo además de gracias, quería decirle algo pero no pude.
La noche siguió, cruzamos miradas miles de veces y pensaba que su mirada escondía tantas cosas como la mía.

Pensé en hablar con él… en decirle lo que siento más allá de lo que él haga o deje de hacer.
Pero dijo que se iba.. saludó a todos y por último a mí.

Me volvió a decir feliz cumpleaños, me abrasó y me dio un beso en el cachete.



…Me sentí rara. Me siento rara. No sé específicamente que siento pero creo que alejarnos es lo mejor. Si no podemos hablar y no podemos ser sinceros, lo mínimo que tenemos que hacer es tratar de estar como estemos, sin hacernos lastimarnos.
Pero eso no evita que de alguna manera me duela.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Primeros y últimos minutos

Llegue a casa hace un rato y me puse a charlar con Cande. Terminamos hablando de Franco. Chocolate por la noticia.
No tengo ganas de hablar de él. O si…

Me llamó el martes a la noche para que saliéramos a tomar algo. No nos hablábamos desde la fiesta.
Terminamos discutiendo (2º chocolate por la noticia). Me dijo que lo pone de la nuca verme con alguien más… que me quiere solo para él. Que no quiere pelear.
Le dije que si voy a estar con alguien no lo voy a hacer delante de él y que por otro lado no esta en condiciones de decirme absolutamente nada.
Le dije que estoy cansada de todo esto, que siempre es lo mismo, que me oculta cosas.
Salto devuelta con los estúpidos celos.
Seguimos con la discusión, me cansé y me vine a casa.

Cande dice que él me quiere y que no sabe demostrarlo.

Mañana, 27 de noviembre es mi cumpleaños.
Franco siempre empieza y termina conmigo ese día.
Desde los primeros hasta los últimos minutos. Noche/Noche

Pero presiento que esta vez, los primeros minutos de mi cumpleaños los voy a pasar con la almohada.

martes, 24 de noviembre de 2009

Les presento a "Miranda"

Desde que era chica tuve una relación particular con ella.
Siempre se ocupó de todo lo relacionado con mi crecimiento, mis actividades extra curriculares y ese tipo de cosas.
Nunca le reproché nada, nunca sentí la necesidad de hacerlo. Si bien no tuve su cariño, tuve su atención de otro modo, y mal que bien estaba presente.

Los problemas empezaron cuando las cosas estaban mal con mi papá.
Ella empezó a ausentarse por temporadas largas, se iba bastante seguido de viaje y como lo requería su trabajo, papá tampoco estaba.
Así fue como empecé a hacerme cada vez más independiente, a tomar mis propias decisiones y a no extrañar.
Cuando estaban los dos, cosa que no pasaba muy a menudo, eran las épocas de cenas en silencio, de vacíos, de discusiones a puerta cerrada y de épocas en que pasaba mucho tiempo en la casa de Cande.

Cuando yo tenía 13 años se divorciaron y como debía ser, me fui a vivir con Miranda.
El tiempo que viví sola con ella fue exactamente igual que cuando vivíamos todos juntos, nunca había nadie en casa.
Ella siguió con sus viajes y sus salidas con sus amigas pero también intento volver a reanudar la relación con papá, pero con el correr del tiempo y con cada intento fallido ella se fue poniendo más fría conmigo.

Faltando un mes y medio para mis 15 años decidió irse a vivir a EE.UU. y así como ella yo decidí quedarme en Bs. As.
No festejé mis 15 y me fui con papá y Candelaria a Bariloche donde estuvimos quince días.
Lo único que recibí de ella fue una postal y plata.. como si fuera que eso arreglaba algo.

A partir de ese momento mi relación con ella se fue desgastando cada vez más… hasta el punto en que empecé a llamarla Miranda.
Vino solo dos veces a visitarme y muchas otras se enojaba porque yo no iba.

Cuando terminé 5º año hacía poco tiempo que me había separado de Franco y ella insistía en que fuera para su casamiento con Renzo.
Y así lo hice.
El hecho fue que pase dos de los tres meses que me quedé en la casa de la abuela Elena (mamá de mamá), que vivía allá desde hacía varios años.

Estando allá tuvimos una fuerte discusión por como se había comportado años atrás..
Me dijo que no pudo hacer otra cosa, que siempre pensó que era mejor que yo fuera fuerte para que cuando fuera grande no sufriera por cosas como por las que ella sufría.

La felicité y le dije que había hecho un buen trabajo… y después de eso no la vi hasta el sábado cuando llegó de sorpresa el sábado.

La quiero, y sé que ella me quiere a su modo.
Solo que ya no tenemos nada en común…

Simplemente me acostumbré a que ella no este en mi vida.

domingo, 22 de noviembre de 2009

La sorpresa fue mía

Como ya mencioné repetidas veces, el sábado a la noche era la fiesta de cumpleaños de Nora, la esposa de mi papá.
De tanto estar pendiente por que todo estuviera en su lugar, la sorpresa me la llevé yo.


El sábado a la mañana me despertó Franco. Le abrió la puerta Cande antes de irse.
Quise levantarme pero sus besos y sus caricias me retuvieron más del tiempo esperado.

Un rato antes de las once los levantamos porque empezaba el partido de Los Pumas y nos pusimos a tomar café en el sillón.
Terminó el partido y se fue, pero me dijo que a la noche pasaba por mí para ir juntos a la fiesta. Quise negarme… pero no pude.

Teníamos que estar en el salón a las 22 hs, Franco llegó 21:30 y con decirles que le abrí en bata.. les digo todo.
No podía creer que estaba tan retrasada.. me maquillé, me puse los aros y finalmente el vestido negro con escote en la espalda y unos estiletos negros con una flor blanca haciendo juego con el sobre con el mismo motivo.

Llegamos al salón 22:17 y ya habían llegado unos cuantos invitados. Para las once ya
estábamos todos acomodados en nuestras mesas.

En un momento de la noche estábamos hablando con Cande en el hall y se nos acerca Sara (la mamá de Franco). Hablábamos de cosas cotidianas cuando de repente me dice que Franco no trabaja más con su padre. Me quedé muda.. cruce miradas con Cande, ninguna de las dos teníamos idea de nada.

Deja a Cande hablando con Sara y me puse a buscar a Franco que no lo encontraba por ningún lado. Busque en las mesas, en los baños, en el patio… por todos lados, hasta que llegué a la barra donde lo vi sentado hablando con Ian……..
Me quedé un rato por ahí dando vueltas pensando en que eso no podía ser nada bueno y en un momento le hice señas para que me siguiera.

Fuimos afuera y antes que yo empezara hablar me dijo:

- Le gustas…
- ¿Qué?
–lo único que sonaba en mi cabeza eran las palabras de Sara.. “se están llevando bastante mal desde que no trabajan juntos…”-
- Tu amiguito…. No para de mirarte Emiliana, me vas a decir que no te diste cuenta?
- Estaba más ocupada enterándome que no trabajas más con tu papá
–dice con los brazos cruzados-
- Quien te dijo? –dijo sorprendido-
- No es el punto Franco. No confías en mí, por eso no me lo dijiste.
- Por supuesto que confío en vos. No te lo dije porque la idea es que dejemos afuera el resto y nos ocupemos de nosotros.

Me quedé callada y me fui a sentar a unos asientos que estaban ahí cerca. Él me siguió.

- No entiendo que tiene que ver esto con nosotros –dijo haciendo ademanes-
- Para vos nada tiene que ver con nosotros…

Me paré y me iba caminando para la entrada cuando escucho que le empieza a sonar su celular.
Me dí vuelta para ver lo que hacia. Abrió la tapita, cortó-lo apagó-nosequehizo, volvió a cerrarla y se fue acercando a mí.
Me quiso agarrar la mano y yo se la corrí.

- Estoy cansada Franco, no puedo seguir con esto.
- No es…
- Basta. No quiero escucharte, me cansé de escuchar tus excusas pedorras. Harta estoy de los llamados, de no saber, de que pretendas que me olvide… como si fuera tan fácil.


No dijo nada. Yo tampoco, me cansé de hablar. Nos quedamos un rato ahí. Me abrazó y después me agarro la cara con las dos manos y me miró a los ojos.
Me solté de sus manos y cuando íbamos entrando al hall escucho esa voz tan particular que me llama.
Me doy vuelta y la veo, esplendida como siempre.

- Qué haces acá Miranda? –dije sorprendida con los ojos como platos-
- Finalmente logre sorprenderte, no hija? –dijo con una sonrisa en la cara-

Si señores.. Miranda es mi madre.

Resulta que la única estúpida que no sabia que venía era yo.
A mi padre se le pasó por alto avisarme que lo había llamado hace dos semanas atrás.
No lo podía creer.

Se sentó en la mesa junto a Renzo (su marido) con papá y Nora. Yo no podía creer estar presenciando tal situación.

La noche siguió, en lo que respecta a la fiesta, muy bien. Todo salio como lo paneado.

Solo que terminé discutiendo con Franco por sus celos estúpidos y terminé yendo a casa con Cande y Lucio y con un humor que hasta hoy me dura.

No se nada de Franco y ni ganas tengo de tener noticias de Miranda.
Aunque sé que pronto las voy a tener.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Un poco de sinceridad

En mi relación con Franco pasara lo que pasara, tanto uno como el otro estaba al tanto de lo que hacíamos.
Fuimos así desde el primer momento que nos conocimos. No era por depender del otro, sino que se fue dando y se convirtió en algo normal para nosotros.

Pero hace unos meses rompí el pacto tácito cuando me fui a España sin avisarle. Y obviamente no podía pasar desapercibido.


El miércoles no fui a trabajar para organizar los últimos detalles de la fiesta de este sábado y estar tranquila.

Eran la una y pico y sonó celular. Era Franco, que se apareció con sushi y vino.

Después de que comimos, y pusimos música nos recostamos en el sillón por un largo rato.
En silencio y con mis ojos cerrados empezó a acariciarme.
Yo sabía que algo pasaba… ví su inquietud desde el momento que cruzó la puerta. Se lo pregunté mientras que comíamos pero me dijo que no era nada. Pero se ve que no se pudo aguantar.

- Estuve pensando en estos días.. –dijo mientras me seguía haciendo mimos- y quiero preguntarte algo.
- Lo sabía… -dije todavía con los ojos cerrados-
- Porqué te fuiste a España? –en ese momento se me borró la sonrisa y me vi obligada a abrir los ojos-
- Porque tenia muchas ganas de ver a Cande y necesitaba vacaciones.. –dije todavía en mi lugar-
- Ajam, eso es lo que le dijiste a todo el mundo. Pero no busco esa respuesta.

Corrí su brazo del mío y me senté.

- Y que respuesta buscas?
- Digo, no me avisaste que te ibas, ni tampoco contestaste ningunos de mis llamados.. Volviste y estabas reacia.
- y? que tiene que ver? –dije indiferente, sabía que esto nos iba a llevar a terrenos no gratos-
- No sé, digo, no tiene nada que ver?
- No sé Franco
–dije levantándome ya molesta-

Se paró atrás mío, me agarró del brazo y me volvió a hacer sentar en el sillón .

- Si te pones así es porque algo de razón tengo –dijo y clavo sus ojos en los míos-

Y como vio que yo no le contestaba, empezó a hablar él.
- Bueno, empiezo yo. –se quedó parado y dando vueltas de un lado para el otro-
Sé que nos habíamos peleado unos meses antes que te fueras, que las cosas entre nosotros no estaban bien… pero te fuiste así, sin decir nada. Nunca hiciste eso.

- Obviamente que las cosas no estaban bien. Por milésima vez decidiste que nos “separáramos”. Y después me entero que todo era porque vos estabas mal porque tu hermano se iba a vivir afuera. Pero claro, era más fácil optar por callarse.

- Es cierto, estaba mal y no quería que nos afectara a nosotros…
- A no, cierto, no nos afecto para nada
–dije sarcástica-
- Y después te alejaste, estabas indiferente –dijo como si le molestara-
- No quería tenerte cerca. No siempre es como vos queres Fran.
- Y la noche del pool… no demostraste nada, estabas tranquila… Quería saber si de verdad no te importaba.
–dijo mientras se sentaba a mi lado-
- No parabas de llamarme, de mandarme mensajes y de repente apareciste con ella.
A los pocos días hable con Cande y me dijo que fuera para allá… que me iba a hacer bien, y lo hice.

- Porque no hablaste conmigo? Si hubiera sabido…
- Fran no digas cosas que ni vos te crees. Si hablaba con vos me partía en mil pedacitos, así que me fui. Fue lo mejor.

- Quería tenerte conmigo.. y me tuve que enterar por Lucio que te habías ido. Te llamé dos semanas seguidas y no me contestaste. Estaba muy enojado.

Nos quedamos en silencio. Franco tenía mi mano entre sus manos.
Minutos después, para quebrar ese silencio empezó a sonar su celular.
No lo atendió.

- Decime que pensás …
-no sabía que decir, de repente estaba sin palabras- En preguntarte algo de lo cual no sé si quiero escuchar la respuesta… -me miró a los ojos y me corrió el pelo de la cara-

Me contestó sin que yo formulara la pregunta en voz alta.
Me dijo que ella no significaba nada importante en su vida, que no se compara con lo que tenemos nosotros.
Que se sentía solo y estaba enojado conmigo por haberme ido y se desquitó con ella.

En medio de esto… el celular seguía sonando. No paraba.

Finalmente terminó atendiendo y mientras tanto yo fui hasta la cocina.
Volví al living cuando terminó de hablar. Estaba callado y un poco inquieto.

Se acercó, me abrazó y me besó.
Un nuevo llamado nos interrumpió y yo me fui separando. Me agarró otra vez y me dijo que me quería tener así y no soltarme. Me siguió besando pero el celular no paró de sonar.

Le dije que fuera… y terminó cruzando el umbral de la puerta con el celular en la mano.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Trade de lluvia

Resulta que hoy estaba almorzando con Franco y recibo un llamado de un número desconocido.
Atiendo. Era Ian.
Necesitaba unos papeles que habían quedado en la casa de mi papá y no podía esperar a que el volviera del viaje.
No tenía ni idea de que papeles hablaba así que le dije que me llamara en una hora para poder averiguar donde estaban.
Hablé con mi papá y quedamos con Ian que nos encontrábamos a las tres donde habían quedado los papeles.

Franco me acompañó a buscar los papeles y aprovechamos para estar un rato más juntos, (sus palabras).
14:30 pm suena su celular, y cinco minutos después se va, no sin antes decirme “ nos vemos a la noche…”

15 pm cielo negro… la lluvia azota Bs. As.

15:10 pm Timbre. Ian. Le abro la puerta y lo invito a pasar.
Le di los papeles, nos pusimos a hablar ahí parados y como al rato seguíamos ahí, lo invité con un café.
Estuvimos en la cocina charlando de la vida. La suya, la mía.

Cosas que yo ya sabía: tiene 27 años, es piloto, vivió en Italia desde los 17, etc…
Cosas que yo no sabía: esta de vacaciones, trabaja para una empresa privada, nunca tuvo una relación “formal” con nadie pero tuvo una relación de cuatro años que se terminó porque pasaban mucho tiempo separados. Aparentemente piensa quedarse en Argentina.

Después le conté un poco de mí, lo que fue mi vida en estos años. Que hice, que deje de hacer.
Y en el momento en que pensé que había terminado mi relato me dijo que me faltaba algo… el Amor.

Le dije que en mi vida el amor era algo demasiado complicado y rebuscado.
Se sonrió y dijo que creía saber cual era el significado de esas palabras.

Al rato para de llover y salimos juntos.



Ahora estoy esperando a Franco que me llamó hace un rato para decirme que venía a dormir.

No sé si como me estoy tomando las cosas esta bien o esta mal. Lo que sé es que no estoy dispuesta a rendirme con Franco, y sé que esta necio con la idea de hablar.
Pero tarde o temprano lo va a hacer. De eso estoy segura.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Determinación

Sé que probablemente debería olvidarme de todo este embrollo y disfrutar de los buenos momentos que tengo con Franco. Y de hecho es lo que hago y vengo haciendo desde hace años. Solo que hay veces, así como me paso hace unos meses y así como me pasa hoy, me pierdo y necesito saber donde estoy parada.

Más bien creo que todas estas preguntas que me surgen son para mí misma, pero no me animo a contestarlas.
No sé porque, pienso que cualquier mínima respuesta de mi parte va a provocar como un efecto dominó, obligándome a contestar las siguientes.

Sé lo que me pasa con Franco, pero no me animo a reconocerlo. Pero de manera errónea quiero que el se ponga las pilas cuando yo no soy capaz de ser sincera conmigo misma.
Siempre sostuve que no se puede exigir algo que no se esta dispuesto a dar, y en cierta forma es lo que estoy haciendo.

Yo no soy así, siempre fui de lanzarme hacia lo que quería sin pensar demasiado, con carácter y con actitud de empuje, pero de un tiempo a estar parte, no sé si porque me siento vulnerable o si es algo que me provoca Franco, pero pienso demasiado las cosas. Me siento como en una cornisa y no me gusta.

No me gusta estar así. No estoy acostumbrada.
Quiero ser esa Emiliana que disfruta y que ve la mitad del vaso lleno.
Quiero volver a pintar y sacar fotos con la misma soltura de hace unos meses atrás.

Y lo voy a hacer.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Lo tengo y no lo tengo

Ayer a la tarde estábamos mirando la tele con Cande y se aparecieron Lucio y Franco con café y muffins de Starbucks.
Nos sentamos los cuatro en el living… Cande y Lucio y Franco y yo.
La pasamos bien… nos reímos, charlamos, etc.
A eso de las 21 hs Lucio se fue con Cande y nos quedamos solo.
Estábamos los dos en silencio. No un silencio incómodo sino de esos en los cuales no se tienen ganas de decir nada.
El primero en romperlo fue Franco.
Me preguntó porque no había ido el viernes a lo de Sol y que había hecho en estos días.
Charlamos un poco más y se fue acercando hasta darme un beso.

Estuvimos un rato largo en el sillón y no sé bien en que momento tomó distancia y me preguntó porque estaba tan fría con él.
Discutimos: él defendiendo su postura en la que sostenía que yo estaba distante y yo manteniendo la mía en que nada que ver.
Me dijo que no quiere que estemos así, que no quiere que me aleje.

- Qué esperas de esto Fran?, de verdad lo digo.
- Algo tan sencillo como estar con vos
–dijo y me acarició la mejilla-
- Y nada más…
- Hay algo más importante que yo no me halla enterado?
–dijo sonriendo-
- “Esto” como vos lo llamas no va a terminar bien Franco
- A mi me parece que tu cabeza esta dando demasiadas vueltas últimamente y estas tratando de buscar respuestas a cosas que ninguno de los dos quiere contestar.
- Y si me cansé de esto y quiero empezar a contestar esas preguntas?
- A vos te parece que podemos?
–dijo acariciando la palma de mi mano-
- No sé, pero si no lo hacemos nunca lo vamos a saber.
-negaba con la cabeza-
No me parece que sea el momento.
- …
- Hagamos así, tomemoslo con calma, si queremos podemos estar bien así… como estamos ahora.


Seguimos conversando unos minutos más, pero pronto vinieron las caricias, los besos y nuestras respiraciones comenzaron a cambiar de ritmo.

Pasamos la noche juntos. Una muy linda noche.
A la mañana me levanté y me fui a dar una ducha, y cuando salí del baño tenía preparado el desayuno en la mesa de la cocina.
Un rato más tarde bajamos, nos despedimos con un hermoso beso y cada uno partió para su trabajo.

Antes de irse me dijo: “Nunca te olvides que te quiero conmigo…”

…y creo que es exactamente eso, él me tiene; pero yo no estoy tan segura de tenerlo conmigo.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Figurita repetida

Fue una semana bastante movida, papá se fue de viaje con Nora, por lo que tuve trabajo por demás y se podría decir que ya marcha todo sobre ruedas respecto la fiesta que es dentro de dos semanas.

Tener tantas cosa que hacer me mantienen ocupada… pero no evita que piense.
Y Franco ocupa una gran parte de esos pensamientos.

Durante la semana hubo algunos mensajes de texto que hablaban prácticamente de pavadas.
Ayer cerca del medio día estaba en la oficina y me llamó por teléfono. Me dijo de ir a almorzar pero yo le dije que no.
A las dos de la tarde se apareció en la oficina e insistió para que fuéramos.

- Voy si hablamos… -le dije mientras seguía sentada-
- De lo que quieras –dijo sin pensarlo con tal de convencerme-
- De Julia…
- Vamos a comer –dijo y abrió la puerta de la oficina sin decir más nada-

Fuimos con su auto por ahí cerca. Yo estaba muy callada. Tenía ganas de decirle que lo necesito y que no me importa nada de lo que nos separa, y por más que estuve por claudicar en cada momento que nuestras miradas se cruzaban sé que no podemos seguir así. Que “no puedo” seguir así.

Me preguntó que podía hacer para que estuviéramos bien, para no discutir por tonterías, para no distanciarnos.
Yo le dije que pensé que no me iba a importar algunas cosas… pero esas mismas cosas son las que nos están separando ahora.
Me dijo que “ella” (sus palabras) no tiene nada que ver entre nosotros, que yo soy otra cosa para él, que me necesita cerca y que no es lo que yo pienso.

Tenía una presión en el pecho que no me dejaba salir las palabras y por momentos no lo escuchaba.

Terminamos charlando de cualquier cosa, de nada, y yo ni siquiera toque el plato.

Cuando salimos del restaurant, mientras íbamos caminando hacia el auto me agarró de la cintura, lo cual me extrañó…. Él nunca hace esas cosas.
Estuvimos juntos un rato más y cuando estábamos llegando a la oficina le empezó a sonar el celular.
No lo atendió, faltaban pocas cuadras para que me baje.

Llegamos, nos besamos y cuando estaba bajando me agarró de la mano y me dijo, “No te alejes”... y le siguió sonando el teléfono.


Hoy nos juntábamos en lo de Sol pero preferí no ir, necesito intentar poner en orden mi cabeza.
A la mañana tuve terapia y ni bien me senté le dije a Ana que me sentía triste.
Me miró sorprendida y me dijo:

- Nunca aceptas ese tipo de cosas, a que se debe la tristeza?
- A que pronto todo se termina…


Así lo siento… más bien lo sé. En el momento que me siente a hablar de verdad con Franco sé que vamos a terminar mal.
Siempre fue así, y no veo que valla a cambiar ahora.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Domingo de noche

Como ya saben el domingo a la noche nos encontrábamos en lo de Sol a comer unas pizzas.
La idea era encontrarnos “todos” a las 21 hs, no llegar tres horas tardes y con cara de superado. Pero eso es normal en Franco cuando pasan cosas como la que había pasado a la tarde.

Llegó con una sonrisa pintada en la cara, como si se hubiera tragado un payaso dos segundos antes de pasar por la puerta, y como no podía ser menos… me saludó seco con un beso en la mejilla.
No me enojó, es más me causo gracia darme cuenta que a veces puede tener actitudes muy infantiles.
La cosa vino después cuando a Candelaria se le ocurrió comentarle a Lucio que yo había visto a Ángela y Jorge en la casa de papá.
Lucio empezó a preguntarme sobre ellos, como estaban y esas cosas (también son amigos de sus padres), y yo empecé a contarle.

Mientras hablábamos Franco empezó a mirar el reloj (a pesar de que hacia 40 min que había llegado) y seguido de eso salía cada 15 min a hablar por el celular al balcón.
No paraba, no hacia otra cosa que mandar mensajes de texto y hacer llamadas hasta que de repente se le ocurrió empezar con sus comentarios. Obviamente dirigidos hacia mí.

1ª frase: “… seguramente estuviste muy entretenida, digo… para no querer hacer otra cosa”
2ª frase (una vez que ya habíamos nombrado al NN): “Aaaa.. ahora entiendo mucho mejor. ¿Como se iba a ir la señorita si estaba muy interesada en la nueva visita?, claro…”
3ª frase (ya la conversación estaba avanzada y empezaron los palos más pesados): “Lo que pasa es que no te importa.. es eso”
4ª frase (palo): “Una vez que yo te necesito, no pudiste”

Todos se miraban entre sí y yo lo único que dije fue que la terminara. No solo que no lo hizo sino que la seguía.
Un rato más tarde le sonó el celular y se fue al balcón, mientras que yo aproveché para salir a la calle.

Bajé por el ascensor y me fui a sentar en las escaleras del edificio.
Un rato después escuché la puerta detrás de mí y lo vi sentarse a mi derecha.

- Siempre saliste a la puerta a tomar aire, sea la hora que sea… -dijo mirando para la calle-

Yo no le hablaba, solo pensaba en la cantidad de cosas que quería decirle pero que simplemente no me salían.
Pasaron como 10 min en silencio. Solo su respiración y la mía. Solo los dos ahí sentados, uno al lado del otro.

- Quería verte hoy…
- …


- Hablame Emi –me dijo mientras me acariciaba la espalda-
- Estoy segura que no queres escuchar lo que tengo para decir
- …
- Era muy difícil estar bien no? Tenías que empezar como siempre, arruinando todo.
- Te pedí vernos y me dijiste que no… -dijo como si hubiera cometido una aberración-
- Y…? Y la veces que yo estuve en tu lugar esperando que pudieras desocupar tu agenda para vernos?... y siempre tenes algo mejor que hacer
- No es así… yo quiero verte, quiero pasar tiempo con vos –dijo y me corrió el pelo de la cara-
- A veces no parece. No hay una sola vez que no tengas algo más importante, soy un juguete intercambiable para vos.
- No seas injusta, no es así y lo sabes… -dijo como si fuera en cerio-
- Que no sea injusta? Vos sos injusto que una vez que yo digo “no” vos lo haces pasar como el fin del mundo y te pones en el papel de una víctima que no sos.
Entonces que tendría que decir yo de todas las veces que vos me reemplazaste por cualquier otra cosa o que cuando estábamos juntos no eras capaz de dejar pasar una llamada…
- No volvamos al pasado Emiliana
- Bueno.. al presente entonces. Pero para, -dije como si buscara algo entre mis pensamientos- … hoy día lo seguís haciendo. Me pareció que hoy lo habías hecho… -sarcasmo-
- Vos estabas muy concentrada hablando de las visitas –comentario que sonó a reproche-

Me levanté y caminé unos pasos.

- Que querías que hiciera, que me quedara ahí escuchando como un idiota lo bien que la pasaste con otro tipo? –se paró y caminó hacia el lado contrario de donde yo estaba-
- Si hubieras puesto un mínimo de atención te habrías dado cuenta de que estaba hablando de Jorge… pero no, el señor no escucha razones
- Pero aparte estabas con un tipo… o no?
- … y la seguís –dije enojada- …y después de todo –dije y me acerque a él que estaba de espaldas- cual es el problema, vos podes verte con Julia o no?

Se dio vuelta para mirarme, pero no dijo nada.
Nos quedamos un rato más en silencio. Yo quería que él me contestara… que emitiera algún sonido, pero nada, como siempre que tocábamos algún tema relacionado con eso.

- Me voy adentro –dije-
- Para… -dijo y me agarró del brazo- por favor…

Nos miramos a los ojos. Yo con un nudo en la garganta, y él con una mirada que no pude descifrar.
Me besó. Nos besamos. Y después me fui arriba y él se quedo ahí.

No hablamos más. Yo me fui sola a casa y al rato recibí un mensaje de texto:

“Perdoname.”
De: Franco

Responder/
“… ya no sé por qué perdonarte”
/Enviar

domingo, 1 de noviembre de 2009

Día domingo

Hoy me desperté a las 7 cansada de despertarme a cada media hora.
Fui al super y a eso de las 9 recibo una llamada de mi padre para que fuera a desayunar con él, así que cuando llegué a mi casa me di una buena ducha, me cambié y salí.
Unas cuadras antes de llegar pase por una confitería y compre una torta con crema y frutillas como le gusta a papá.

Llego, y estoy por estacionar cuando un idiota (porque otra palabra no le cabe) viene de la mano contraria, se me cruza y me saca el lugar...
Con una bronco terrible terminé estacionando el auto a la vuelta.
Me cuelgo la cartera, agarro dos bolsas, la carpeta y la torta y trato de dejar libre una mano para cerrar el auto.
Empiezo a caminar tratando de que no se me caiga nada. Llego a la puerta mirando con mala cara y ganas de rayar el auto que hacia minutos me había sacado el lugar.. y toco timbre.
Salió Susi a abrirme la puerta… le pregunto si sabe a quien pertenece “ese” auto y me dijo que era de las visitas.

(…)

En mi casa, (la de mi papá) hay un hall de entrada donde hay una escalera que te lleva al 1º piso, para la izquierda hay una puerta que te lleva a la cocina y a la derecha una doble puerta con vidrios repartidos que da al living.

Entramos, Susi se encargó de la torta y yo dejé mis cosas en el hall para ir al living donde se encontraba mi padre con las famosas visitas.

Para mi sorpresa, ahí sentados en el sillón estaban Ángela y Jorge quienes son viejos amigos de la familia. Hacía años que no los veía, viven en Italia hace 10 años más o menos y cada tanto se dan una vuelta por Argentina.
Pero no era ninguno de ellos dos con la persona que tuve el percance del auto... que raro.

Nos saludamos, abrazos incluidos y después saludé a mi papá. Nora no estaba.

Susi nos sirvió café con la torta que yo había llevado y nos pusimos a conversar.
En medio de la charla me suena el celular así que me voy al hall a atender. Era Cande para arreglar a que hora nos juntábamos en lo de Sol hoy a la noche.
Mientras hablaba tenia en la otra mano el plato con una porción de torta, se me calló la cuchara al piso y cuando terminé de hablar me agaché para agarrarla… y en ese mismo instante algo me golpea y termino de boca en el piso.

Todavía yaciente en el piso, siento una voz gruesa que dice, “te llamo en un rato”.
Literalmente me pongo en cuatro patas y me levanto tratando de sacar los restos de torta que ahora estaban estampados en mi remara.

- Disculpame… no te vi –me dijo esa voz peculiar y me agarró la mano para ayudarme-
- Como me vas a ver si estas hablando por teléfono? –dije y levanté la cabeza para verle la cara- Otra vez vos! -dije relacionándolo con la persona que me había sacado el lugar para estacionar hacía rato-
- Perdón? –dijo confundido-
- Si.. vos fuiste el que me saco el lugar donde “yo” iba a estacionar "mi" auto – en ese momento se acercaron Víctor (papá) y Jorge a ver que pasaba-
- Que pasó? –dijo papá observando la escena-
- Nada.. –dije negando con la cabeza- me caí y me ensucie –dije señalando la mancha de mi remera-
- En realidad fue mi culpa –dijo el NN- yo la empuje cuando abrí la puerta…
- No es nada –dije mirándolo-
- Hay hijo.. –dijo Jorge y se rió-
- Hijo? –dije-

El NN finalmente tenía nombre y apellido.
Era Ian, el hijo mayor de Ángela y Jorge. ¿Quién hubiera dicho que el idiota del auto
que me acababa de empujar era alguien que solía conocer?... que loco...

Mi papá había organizado algo para que comamos todos juntos y yo me fui a dar una ducha aprovechando que tenía otra remera en un bolso en el auto, gracias a que el sábado fue al gimnasio.

Al rato llegó Nora y a eso de la una comimos.
La comida fue muy divertida, hacía rato no me reía tanto. Jorge toda la vida fue de esas personas que cuentan chistes y anécdotas que te hacen descostillar de la risa.

Cuando estábamos comiendo el postre empezó a sonar mi celular. No lo atendí en la mesa… pero como siguió sonando me levanté y fui a hablar al hall.

- Hola
- Hola… te estuve llamando pero no me contestabas –dijo Franco del otro lado-
- Estábamos almorzando y no quería atender en la mesa
- Donde estas?
- En la casa de papá…
- Dale saludos de mi parte –dijo.. yo definitivamente no lo iba a hacer- …quiero verte, paso por vos más tarde?
- No sé hasta que hora voy a estar acá Fran, nos vemos a la noche en lo de Sol más seguro. Además tengo que hablar con papá algo del trabajo antes que se valla de viaje.
- … ...
- Franco?
- Qué? –dijo ya enojado-
- Te enojaste… -dije viendo lo que se venía-
- No! –dijo seco-

Y si.. dicho y hecho. Terminamos discutiendo por teléfono.
Era sabido que el “solo por hoy” del otro día no se podía extender por demasiado tiempo.
Una vez que yo no puedo pone el grito en el cielo. “Lo que pasa es que a vos te da lo mismo…” me dijo. Y yo le dije que no era así, que no me daba lo mismo verlo que no verlo, solo que esta vez no podía como tantas otras veces él no pudo, “…digamos como siempre que vos tenes algo más importante que hacer”, le dije.
Obviamente se enojo peor y después de un largo intercambio de palabras terminé cortándole el teléfono... lo último escuché fue “no hay una vez que no tengas algo que reprocharme”.

Traté que no me afectara y seguí adelante con mi día.
A eso de las 17:30 decidí irme y tenía que llevar unos bastidores que papá me había comprado para “incentivarme”.
Eran grandes; así que Ian se ofreció a ayudarme a llevarlos hasta el auto.

- Un placer conocerte nuevamente –me dijo Ian y me dio un beso en la mejilla antes de que yo suba al auto-
- Si.. pero la próxima yo estaciono primero –dije y cerré la puerta-

Cuando llegué a casa le conté a Cande lo que había pasado con Franco y también le conté del NN y me dijo que ella se acordaba de él, pero yo le aseguré que ahora esta diferente… bastante diferente.

En un rato lo veo a Franco, y sepa Dios como va a estar el ambiente…
¿Deséenme suerte?

Mañana les cuento.