viernes, 30 de marzo de 2012

Puff III

Ahora el enojado que pega el portazo por tonterías es él.
Esta bien, es verdad, mala mía, se me pasó la hora y me olvidé que me iba a buscar a una de las clases de la que salía tarde, pero tanto lío por 15 min de retraso, cuando a él hay veces que hay que esperarlo una hora (dándole gracias a dios de que no sean más).
Un “Perdón amor, se me pasó la hora” no lo convence y el tono de la “conversación” va en aumento porque empezamos a meter cosas que ni siquiera venían al caso.

Llegar a casa, ya extenuada de la discusión en el camino, pasar un rato en silencio, bañarme, volver al living y pensar que todo iba a quedar en el espacio cubierto, con cuatro puertas y ventanillas cerradas (llamado auto) y que no se iba a trasladar un par de metros más arriba. Segunda mala mía.
Seguimos con las discusiones sin sentido, por cosas sin sentido, que después llevaban a un “no me contestes así” o “podes contestarme mejor”…

- Amor, paramos dos segundos por favor? Hace fácil 3 hs que no paramos de discutir por tonterías… -dije en medio de unos minutos de silencio provocados por una mala contestación previa-

Otra vez discusión, que termino con
“A mi hay tantas cosas que no me gustan y sin embargo las haces igual” de parte de él, continuada de un portazo.

3 comentarios:

  1. tipico que ellos no reclaman nada, que se bancan siempre todo lo malo nuestro. No les creo nada.

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  2. Tomar aire contar hasta quince por no decir cien... e intentar no volver a discutir.

    Paciencia Emi querida, armate de paciencia.

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